Por Ricardo J. Delpiano
En una movida que sorprende a la industria de la aviación, la Comisión Europea ha propuesto nuevamente el cobro a las aerolíneas internacionales que operan en su espacio aéreo por las emisiones de CO2 que emiten, aunque con algunas excepciones.
La decisión se produce a pocos días de que los países miembros de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) llegasen a un acuerdo para reducir las emisiones contaminantes derivadas de la actividad aérea por medio de un mecanismo de mercado (MBM) y que se aplicaría a partir de 2020.
Incertidumbre genera en la industria de la aviación la propuesta de Europa para iniciar un nuevo cobro a las aerolíneas por emisiones contaminantes, pese al acuerdo global de OACI. Foto: S.Blaise
La nueva propuesta establece que el régimen de cobro de emisiones de la Unión Europea (EU-ETS) se aplique a partir del 1° de enero de 2014 hasta 2020, año en que se debe comenzar a aplicar el acuerdo global de OACI. Entre las excepciones que se incluyen están que el impuesto sólo se aplicaría al espacio aéreo europeo y no se impondrá a los países en desarrollo que emitan menos del 1% de las emisiones contaminantes de aviación a nivel global.
La Comisaria europea de Acción para el Cambio Climático, Connie Hedegaard, defendió la aplicación de la tasa expresando que “Europa debe insistir en su derecho soberano de regular la aviación en su propio espacio aéreo y por eso hacemos esta propuesta”.
La propuesta europea pone en incertidumbre a las aerolíneas y fabricantes, por las posibles consecuencias comerciales que se deriven en el caso de aplicarse el cobro. Si bien para la industria de la aviación el planteamiento surge como una especie de sorpresa, los primeros atisbos para este nuevo cobro comenzó a articularse durante la semana pasada en Las Vegas cuando el consejero del Medio Ambiente de la Unión Europea en Estados Unidos, Günter Hörmandinger, expresó que se quería llegar algo más allá que el acuerdo MBM alcanzado durante la Asamblea Mundial de OACI.
En Montreal, la Unión Europea vio derrotada su propuesta inicial de cobro de emisiones a las aerolíneas, la misma que había generado polémica y una fuerte oposición por parte de toda la industria de la aviación y de numerosos Estados alrededor del mundo, cuyas presiones diplomáticas y mediáticas forzaron a Bruselas a congelar el proyecto. Ese cobro contemplaba un impuesto por contaminación por emisiones de CO2 por la totalidad del trayecto que un operador realice, independiente del tramo de sobrevuelo europeo. Actualmente, el EU-ETS para la aviación aplica solamente a los vuelos intra-europeos.
En esta oportunidad, Europa busca moverse en forma cautelosa evitando contravenir el acuerdo alcanzado en los pasados días en Montreal y así, evitar posibles represalias comerciales que los Estados o aerolíneas afectadas puedan iniciar en contra, con Airbus Industrie como uno de sus principales afectados.
Sin embargo, para la asociación Airlines for America (A4A) de los Estados Unidos, la propuesta va directamente en contra del acuerdo alcanzado en OACI y como se trata sólo de un borrador, insta al Parlamento Europeo a utilizar el proceso deliberativo regular para revisar dicho documento en función con el acuerdo global alcanzado.
La nueva propuesta debe pasar por el visto bueno de los Estados miembros de la Unión, para luego ser sometida a votación en el Parlamento Europeo. Hedegaard manifestó su confianza en que los Estados y el Parlamento aprueben la propuesta sin demora. “Con esta propuesta, Europa toma la responsabilidad para reducir las emisiones en su espacio aéreo hasta que entren en vigencia las medidas globales”.
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