Por Ricardo J. Delpiano
Foto: Airbus |
Aerolíneas Argentinas informó de su decisión el pasado 06 de octubre argumentando que “por razones operativas” desprograma su vuelo a Venezuela. Para los pasajeros afectados, procedió a la devolución del total del dinero del ticket, cambio de ruta a Bogotá sin cobro de la diferencia, penalidad, cargo adicional (pasajero sólo tiene a su cargo el tramo Bogotá – Caracas) o un cambio de ruta a otro destino abonando la diferencia tarifaria correspondiente.
El último vuelo de Aerolíneas Argentinas a Caracas fue el 28 de julio saliendo desde Buenos Aires (EZE) y regresando el día 29 desde la capital venezolana. Coincidiendo con los retiros de Avianca, United y Delta, más las suspensiones específicas de Air France e Iberia, la firma estatal procedió a cancelar sus vuelos semana tras semana hecho evitando cualquier conflicto político entre la línea aérea y las autoridades venezolanas. Hasta ese entonces, operaba sus vuelos entre Buenos Aires (EZE) y Caracas con equipos Airbus A330-200, incorporando en el último tiempo una escala en Bogotá para cambio y pernocte de la tripulación. En agosto, había señalado que no estaría vendiendo pasajes por razones de seguridad.
La salida de Aerolíneas Argentinas del mercado venezolano también se puede comprender como una muestra de los cambios políticos que se han dado en Argentina, especialmente con el advenimiento del nuevo gobierno y la administración de la línea aérea. Durante la “época K”, la gestión de Mauricio Recalde apostó fuerte por Caracas como destino, siendo una de las pocas compañías que incrementaba capacidad mientras otras realizaban reducciones.
Como parte de los ajustes de la red que genera el término de los vuelos a Caracas, Aerolíneas Argentinas potenciará su operación en Bogotá con la incorporación de una frecuencia adicional a partir del 9 de diciembre, ofreciendo cinco vuelos semanales en ambos sentidos.
El término de los vuelos de Aerolíneas Argentinas a Caracas tiene consecuencias inmediatas en lo que respecta a la conectividad, ya que se suspenden indefinidamente los enlaces aéreos entre Argentina y Venezuela. Como resultado, el país sudamericano agudiza su aislamiento como consecuencia directa del retiro de operadores, la reducción de capacidad y alza de tarifas. La situación también trae consecuencias en Chile, ya que la operación que venía realizando era una alternativa adicional para los viajeros.
Además de la compañía trasandina, Conviasa operaba hasta el mes de mayo del presente año vuelos entre Caracas y Buenos Aires (EZE) utilizando un Boeing 747-400 alquilado en régimen ACMI a Wamos Air. En dicho, mes la firma española anuló el contrato por el incumplimiento de pagos por parte de Caracas, forzando a la línea estatal venezolana a eliminar sus vuelos a Argentina y España (Madrid).
En 2014, las líneas aéreas que operaban en Venezuela iniciaron un retiro gradual de ese país, primero como medida por el no pago de los dineros adeudados producto de las ventas en ese país al tipo de cambio correspondiente y posteriormente, por el agravamiento del contexto político, la falta de seguridad tanto para el personal como para las propias operaciones debido a los problemas de infraestructura y de aprovisionamiento en los aeropuertos, además del deterioro del servicio.
En los últimos tres años, sólo dos compañías aéreas han ingresado al mercado venezolano: Turkish Airlines y Latin American Wings (LAW). Como resultado de la reducción de la oferta, ciudades como Bogotá, Panamá, Miami y Lima, en menor medida, se han convertido en los principales puntos de conexión para volar hacia/desde Caracas como a otras ciudades venezolanas.
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