Por Ricardo J. Delpiano
Foto: Alejandro Ruiz |
El proceso se enmarca dentro del Plan de Materialización de las Capacidad Aeronáuticas y deriva de la necesidad de generar una capacidad de respuesta en una industria competitiva y usuarios más exigentes, según define la Autoridad Aérea al presentar su cuenta pública para el año 2014. El organismo define este trabajo de largo plazo con la posibilidad de incorporar modificaciones y/o mejoras acordes a los cambios que posee la actividad aeronáutica según los contextos mundial, regional o local.
Básicamente, lo que se busca es poder hacer más con las características actuales del sistema además de realizar inversiones en aquellas áreas que lo necesiten, según las capacidades de la DGAC. El proceso también se orienta a desarrollar las capacidades aeronáuticas de una manera armoniosa con el resto de los países de la región, siguiendo así las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), hecho que representa un paso importante a nivel regional en comparación con décadas anteriores.
En el ámbito aeroportuario, en el año 2013 la DGAC creó la Unidad de Gestión de Flujo en el aeropuerto Arturo Merino Benítez como parte de la Gestión de Flujo de Tránsito Aéreo (ATFM por sus siglas en inglés), proceso que derivó en un acuerdo entre operadores del aeropuerto por medio del Airport Collaborative Decission Making (ACDM) implementado en el segundo semestre de 2014.
El ACDM es la instancia mediante la cual los distintos usuarios del aeropuerto (operadores, Autoridad Aérea, servicios públicos y el administrador del aeropuerto) toman decisiones consensuadas respecto a los horarios de salida y llegada de los vuelos, utilización de la infraestructura (estacionamientos y puentes de embarque), policía internacional, aduanas, etc. para reducir situaciones adversas (como un colapso de la infraestructura). El objetivo es mejorar el uso de la infraestructura tanto para los operadores como para los usuarios.
La puesta en marcha del ACDM ha contribuido en parte al mejoramiento continuo de algunos indicadores operacionales, destacando por ejemplo, la alta puntualidad que trimestralmente exhiben las líneas aéreas en el aeropuerto de Santiago.
En el año 2014, la DGAC realizó evaluaciones en la capacidad de las pistas en algunos aeropuertos y aeródromos del país como Punta Arenas, Puerto Montt, Concepción, Viña del Mar y Eulogio Sánchez (Tobalaba), estos últimos por tener incidencia en la operación de Arturo Merino Benítez.
La mejor gestión también se aplica al espacio aéreo. Durante el año 2014, se crearon nuevas aerovías RNAV para generar una circulación más directa de aeronaves, mejoramiento de la gestión del Área Terminal (TMA) de Santiago, además de la elaboración de 74 procedimientos según el concepto PBN (Performed Based Navegation) en aproximaciones, salidas (SID) y llegadas (STAR) normalizadas en varios aeropuertos y aeródromos del país.
Para los operadores, estas mejores se reflejan en la posibilidad de volar en forma más directa entre dos puntos, operar en forma más eficiente con ascensos al nivel óptimo en un menor tiempo y descensos continuos, mejorar la planificación de combustible y optimizar su uso, además de generando mecanismos de ahorro y disminuir las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Los pasajeros podrán percibir estos beneficios con viajes más rápidos y directos a sus destinos, además de la confiabilidad del servicio aéreo por la existencia de mayores garantías para la mantener indicadores óptimos de puntualidad y regularidad.
Como parte de las mejoras de las capacidades aeronáuticas, la DGAC implementó durante el 2014 el uso de la tecnología de vigilancia automática (ADS-C) y el enlace de comunicaciones piloto-controlador a través de enlace de datos (CPLDC), disminuyendo situaciones de errores de fraseología o transmisiones, lo que en su conjunto favorece para entregar mayor confiabilidad al sistema.
Asimismo, se implementó en Chile, la Red de Comunicaciones Digitales Regional Sudamericana (REDDIG II), la que permitirá al Estado mejorar las comunicaciones aeronáuticas por voz y datos. Esta red espera reducir los costos de la explotación de las comunicaciones aeronáuticas para los próximos 10 años, además de favorecer la integración regional y la implementación de instalaciones y servicios.
La DGAC como institución que norma, certifica y fiscaliza la actividad aérea en Chile, busca avanzar hacia la creación de un espacio moderno y eficiente de IV generación, la misma que permitirá al país continuar liderando en materias de aeronavegación a nivel mundial, hecho que en años anteriores le ha significado al país el reconocimiento por las principales organizaciones de aviación internacional. En este camino, la Institución reconoce la importancia del uso de la tecnología como herramienta fundamental para que la aviación continúe desarrollándose de manera segura, eficiente y sustentable.
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