Por Ricardo J. Delpiano
Foto: Martín González |
Para la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la falta de un acuerdo Brexit produce incertidumbre para los viajeros como para las líneas aéreas en lo que respecta a conectividad post 29 de marzo. Lo anterior, a pesar de que la mayoría de los vuelos continuarán sin cambios a pesar de la decisión de los miembros del Parlamento.
La preocupación de la industria aérea en el caso de que no se llegue a acuerdo podría limitar el número de vuelos. Como consecuencia esto producirá frenos en la conectividad, oportunidades de desarrollo económico y como resultado de la restricción de los vuelos en precio más altos para los consumidores.
La propuesta de la Comisión Europea en el caso de que no exista acuerdo es la mantención de los niveles actuales de vuelos entre el Reino Unido y los países miembros de la Unión Europea, pero no permite aumentos en el número de operaciones en 2019 en comparación con 2018. IATA estima que hasta 5 millones de asientos adicionales están programados para este año en relación con el año anterior con el fin de satisfacer la demanda de viajes. Gran parte de estos vuelos están anunciados para la temporada alta del verano por motivos vacacionales.
“Estos (los asientos adicionales) están en riesgos si se produce un Brexit sin acuerdo”, dice la Asociación que representa a 290 líneas aéreas responsables del 82% del tráfico aéreo mundial. Alcanzar un acuerdo representa una especie de garantía y ayuda para las líneas aéreas, los agentes de viajes y los pasajeros, independiente del nivel de acuerdo que se podría llegar a alcanzar.
Alexandre De Juniac, director general y CEO de IATA, afirma categórico sobre las consecuencias que está produciendo la decisión política para el transporte aéreo. “Cuando faltan dos meses para que Gran Bretaña abandone la Unión Europea, las aerolíneas no saben exactamente qué tipo de Brexit deberían estar planeando. Hay incertidumbre legal y comercial sobre cómo funcionará el plan de la Comisión para limitar el número de vuelos”, sentencia.
Los temas más complejos están asociados a temas regulatorios como los Cielos Abiertos, el libre acceso a los mercados y el libre tránsito de personas, además de posibles cambios en normativa regulatoria en temas de seguridad operacional y políticas de seguridad (safety & security), protegidos en un marco común bajo la Unión Europea. Los Cielos Abiertos, por ejemplo, han sido altamente favorables para el desarrollo de la aviación al permitir a las líneas aéreas ofrecer más alternativas de viaje a sus pasajeros, distintas opciones de servicios y mayor conectividad, al poder volar entre los países y establecer bases en otros Estados y operar en mercados domésticos dentro de la Zona Europea Común de Aviación (ZECA, en castellano o ECAA, por sus siglas en inglés).
El ECAA es un ambicioso acuerdo político basado en el Espacio Económico Europeo (EEE o EEA) alcanzado en 2006 por 27 países miembros de la Unión Europea y otros Estados asociados, como Noruega o Islandia, para establecer un mercado aéreo único que genere oportunidades de desarrollo para las líneas aéreas, 36 países y más de 500 millones de personas, todo bajo una normativa común con altos estándares de seguridad tanto operacional como política.
Distintos analistas políticos y la industria aérea indicaron en 2016 que el plazo de dos años no sería suficiente para alcanzar un acuerdo apropiado que de garantías necesarias para el escenario post-Brexit, predicción que pareciera estar por cumplirse de no existir un nuevo acuerdo.
“Es imperativo que la Unión Europea y el Reino Unido prioricen la búsqueda de una solución que brinde certeza a las aerolíneas que planean crecimientos para satisfacer la demanda y a los viajeros que están planeando viajes de negocios o las vacaciones familiares”, insta De Juniac.
El escenario de acuerdos bilaterales que el Reino Unido pueda firmar con distintos países es por ahora la alternativa que se presenta ante la falta de acuerdo. Sin embargo, los beneficios son limitados en comparación con la permanencia en la Unión Europea.
Por ahora, las líneas aéreas del Reino Unido podrán perder su derecho de operar libremente en los países miembros de la Unión Europea, aunque si podrán sobrevolar su espacio aéreo y/o realizar una escala técnica. No obstante, sus derechos de tráfico de estarán limitados a la 3era y 4ta libertad. Asimismo, la capacidad está restringida a niveles de 2018.
La situación del Brexit ya ha generado impacto en algunas líneas aéreas. La primera fue la francesa La Compagnie que decidió suspender sus vuelos entre Londres (LTN) y Nueva York (EWR) a pesar de contar con una excelente ocupación promedio de 77% para sus vuelos en aviones de sólo Business Class. Recientemente, se ha conocido las amenazas existentes para las operaciones de Iberia, Level y Vueling que podrían dejar de operar en los países de la Unión en el caso de que su matriz IAG no logre demostrar que posee capitales europeos. Desde que es una realidad, el Brexit se lo considera como un efecto disruptivo en la aviación.
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