Air France y sus 80 años en Chile: compromiso, inversión e integración

Por Ricardo J. Delpiano

Foto: Ricardo J. Delpiano

En este mes de noviembre, Air France está celebrando los 80 años del primer vuelo de pasajeros entre Francia y Chile. Un hito en la historia aeronáutica de la compañía francesa y de la aviación chilena que se inserta en el evidente lazo de la influencia francesa en la aviación local como en los vínculo permanentes entre el Viejo Continente y Sudamérica.

Los ocho días que demoraba el viaje en 1936, desde París hasta Santiago con 25 escalas, distan bastante de las 14 horas de vuelo del trayecto actual y por el que año a año, se transportan a más de 210.000 pasajeros. Esta evolución permanente representa parte del trabajo desarrollado por Air France, con Chile, con su gente y con la propia responsabilidad que tiene compañía, en la visión de avanzar en la construcción de un negocio sustentable en el tiempo.

Reflejar en pocas palabras toda la historia acaecida en estos 80 años es una tarea compleja, más aun cuando aparecen nuevos elementos que invitan a seguir descubriendo para contar a nuevas generaciones lo que un simple vuelo puede conseguir. En ese sentido, el compromiso, la inversión y la integración, aparecen como tres factores que podrían resumir todo lo que ha sido estos años de Air France en las tierras chilenas.

Desde su primer aterrizaje en los años ’30 hasta el día de hoy y los que vendrán, la compañía aérea francesa se ha destacado por brindar un servicio aéreo de excelencia, con operaciones seguras y de alta calidad en todos sus productos, que pese a los cambios y desafíos existentes logran mantenerse, incluso en las épocas más difíciles de la aerolínea, los países y de la industria,  colocándola en un lugar destacado a nivel mundial. La prueba de valentía de los primeros pilotos que se atrevieron a volar sobre el Atlántico Sur y cruzar la Cordillera de los Andes, refleja también ese espíritu que tiene la aerolínea de comprometerse por ser siempre más y de llegar a nuevos horizontes.

Como actor importante y conector por excelencia entre Chile y el mundo, las inversiones de Air France la han mantenido siempre a la vanguardia. Por ejemplo, a medida que la nueva flota se incorporaba, se pudo ir establecimiento viajes más directos hasta llegar hoy a los vuelos sin escalas. El Douglas DC-4 que se estrenó en la ruta en 1946 redujo las escalas a tan sólo 10 y de estas, se fueron eliminando con el tiempo a medida que pasaron por la ruta a Chile, los Lockheed Constellation, los Boeing 707, los B747, el Airbus A340-200 y por supuesto, los B777. Al cumplir estos 80 años, Air France ha indicado que continuará realizando nuevas inversiones en el país tanto en productos como servicios, añadiendo nuevas tecnologías permitiendo que el pasajero vea facilitado y personalizado su viaje.

Hablar del primer vuelo de una aerolínea como de cualquier operación aeronáutica, es hablar de integración entre los lugares, la gente, las culturales y las realidades. Como una de las primeras líneas aéreas europeas en llegar a Chile y ser hoy, el mayor transportista de pasajeros desde/hacia el Viejo Continente, Air France es un símbolo de integración por donde se la mira. Cada día cientos de pasajeros transitan por los aeropuertos de Santiago y París para conectarse con sus seres queridos, visitar los lugares que siempre quisieron conocer o expandir sus oportunidades, aspectos que desde el comienzo fueron creciendo, especialmente cuando los aviones más grandes ayudaron a transportar a más personas por vuelo a un menor precio.

En este punto merece una mención aparte la labor desempeñada por el B747, avión que Air France operó entre 1979 y 1996, y con el cual la compañía innovó en Chile, introduciendo el transporte aéreo de masa hacia Europa. Los B747 fueron todo un símbolo de Air France en el país por toda la inversión que significaba y los servicios que a bordo se ofrecían y por supuesto, de los viajes de larga distancia de la época, aquellos que lograban convocar a familiares, amigos al aeropuerto para ver en conjunto, los despegues por los cielos de la capital chilena. Su importancia fue tal que hasta tuvo un lugar en el parque de diversiones “Mundo Mágico”, famoso en su época por el “Chile en miniatura”, y donde la maqueta del avión de Air France lucía estática en la réplica a escala del aeropuerto Arturo Merino Benítez.

Si bien el B747 ya no está en la flota de Air France, hoy son los B777-300ER lo que tienen la labor de unir e integrar a las personas. Cada día 381 pasajeros salen y llegan de Chile hasta el hub de París (CDG), desde donde pueden conectar a 310 destinos en 115 países, con mayor facilidad tanto en frecuencias como en precios, como resultado de las acciones que la compañía ha realizado para aumentar la demanda.

Foto: Air France

Si hay algo que caracteriza a Air France en el mundo es su rol de embajadora de Francia, utilizando para ello los elementos nacionales de su país para potenciar y diferenciar su servicio del resto de sus competidores. “France is in the Air” es el concepto con el que la compañía ha asociado lo mejor del arte de vivir a la francesa a todos sus servicios. A bordo, los clientes disfrutan de champaña, los mejores vinos y una gran oferta gastronómica, en un servicio refinado en todas sus clases de vuelo. Pueden leer diarios y revistas del día, películas, música, que reflejan la Francia clásica y la de hoy, insertada dentro de una variedad multicultural global.

Por todo lo anterior, Air France se ha convertido en una aerolínea preferida en Chile. Sus 80 años y los mas de 210.000 pasajeros anuales que suben a sus aviones lo reflejan. Son miles de historias, anécdotas, emociones, actitudes y experiencias que acompañan este largo recorrido y continuarán sumándose año tras año con más personas, amigos y colaboradores. Seguir estrechando los vínculos con Chile y Francia –y de ahí con el mundo- es más que un objetivo empresarial, es reafirmar un compromiso que une a dos países que comparten tanta historia en común.