Por Ricardo J. Delpiano
Finalmente tras varias semanas de paralización,
Kingfisher Airlines recibió ayer sábado la notificación por parte de la
Dirección General de Aviación Civil de India (DGCA) la suspensión temporal de
su licencia como operador aéreo, decisión que puede ser interpretada como uno
de los últimos eventos de la que fuera una de las aerolíneas más importantes de
India.
Kingfisher -de propiedad de Vijay Mallya, millonario de
la cerveza del mismo nombre y copropietario de la escudaría de Fórmula 1 Force
India-, había recibido una notificación por parte de la autoridad aérea de su
país dándole 15 días para presentar un plan de reestructuración que demostrara
que el por qué debiera mantenérsele su certificado de operación, todo esto ante
los serios problemas de liquidez y las millonarias deudas que arrastra la
compañía desde hace varios años.
Kingfisher se encuentra al borde de la desaparición tras una paralización de casi un mes y la suspensión temporal de su licencia. Foto: Airbus Industries
La aerolínea había señalado su intención de retomar los
vuelos el próximo 6 de noviembre pero la DGCA le ha indicado que antes de
retomar cualquier servicio debe contar con un plan que demuestre la viabilidad
y de garantías a la operación. La autoridad aérea ha adoptado en este caso una
firme posición, con objeto de dar señales claras hacia el exterior,
especialmente por la cuestionada desregulación de la aviación india marcada por
una fuerte intervención gubernamental como juez y parte.
El pasado 1 de octubre, Kingfisher decretó la suspensión
de todos sus vuelos como una medida preventiva ante el actuar de sus empleados
quienes estaban realizando protestas por el incumplimiento de pagos de sueldos
desde los últimos siete meses por la falta de liquidez de la compañía.
La gestión de la compañía ha buscado infructuosamente
conseguir inversionistas extranjeros que permitan capitalizar la aerolínea, la
cual mantiene una deuda de US$ 1,5 mil millones. Al momento de suspender
operaciones mantenía operativos alrededor de 13 o 15 aviones de un total de 66
equipos. Actualmente gran parte de la flota se encuentra abandonada en muchos
aeropuertos de India por falta de mantenimiento o retenida por las empresas de
leasing por el no pago de las obligaciones contractuales.
Agravando más su situación, el viernes 12 de octubre, los
Tribunales de Justicia de India emitieron una orden de detención contra Mallya
por no comparecer ante los magistrados respectivos, quienes investigan la extensión
de cheques sin fondos por montos que alcanzaban los US$ 3,4 millones y que iban
a ser destinos al pago de gastos aeroportuarios.
Creada en 2005, Kingfisher Airlines aspiraba a
convertirse en una aerolínea de carácter global con un producto de lujo, similar
al ofrecido por la inglesa de Virgin Atlantic, compañía con la cual se la
comparó tanto por su servicio como por su propietario, ya que Vijay Mallya es considerado
como el Richard Branson de India. Tuvo un rápido crecimiento adquiriendo varios
aviones de la familia Airbus A320s, A330s, A340-500 y con pedidos por varios
A380s, además de varios ATR 72s. Se
fusionó con la low cost Air Deccan, compañía que después pasó a formar parte de
Kingfisher Red.
Desde que se fundó nunca generó ganancias y rápidamente
se vio afectada por el aumento del precio del dinero, la subida de tasas de
interés, nuevas garantías de los bancos, los costos del transporte internacional
y los millonarios préstamos que fue solicitando para cubrir toda la operación. Sus problemas financieros impidieron que este año se uniera a la alianza Oneworld, afectando a este conglomerado en sus planes para cubrir la demanda en el subcontinente indio.
La insostenibilidad del negocio la obligaron a retirar o
no aceptar aviones –además de los que fueron embargados-, reducir
significativamente sus rutas, lo que hizo que pasara del segundo lugar en el
mercado indio al último. Al momento de suspender sus operaciones, sólo mantenía
una participación del 3,2%.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario