Por Ricardo J. Delpiano
Foto: SITA |
Para Miguel Saravia, nuevo director de SITA para Chile y la región Andina, la región manifiesta dos tendencias generales. Por un lado, está el salto en materia de tráfico de pasajeros impulsado por el auge de las compañías de bajo costo y tarifas bajas (LCC, por sus siglas en inglés), su impacto en el mercado en la generación de más competencia que llevan a las estadísticas a cifras de dos dígitos. Por otro, está la infraestructura que no soporta los niveles de crecimientos que se están experimentando. “La industria necesita un sistema para procesar más pasajeros, pero no hay mucho incremento de capacidad en infraestructura. Las soluciones del tipo IT vienen por un lado a suplir esa falencia.”
Como ingeniero civil eléctrico de la Universidad de Chile y maestría en dirección financiera en la Universidad Adolfo Ibáñez, además de su experiencia en la compañía, principalmente en el sector de las líneas aéreas, responsable de LATAM Airlines, es un conocedor de la industria y por supuesto de la realidad de la región.
Como en el orden mundial, la aviación de América Latina vive un momento de transición que va más allá de los modelos de negocios de las líneas aéreas. Involucra a los aeropuertos, a los organismos reguladores, y en especial, a los Gobiernos que mantiene un férreo control del sistema, ya sea a través de los servicios que el Estado entrega como al momento de ofrecer una concesión. Una situación que no es nueva y que en parte explica la situación actual por la que atraviesa la infraestructura aeroportuaria de la región.
Precisamente en el caso chileno destaca el rol de las concesiones de aeropuertos con un modelo rígido que no permite cambios hasta que se renueva la concesión. Si bien confía en el modelo, reconoce que en la actualidad “hay una falta de madurez”. “Estamos al borde del límite técnico y falta estímulos a las inversiones, las que se abordan con poca profundidad,” puntualiza el ejecutivo.
Frente a ese escenario, las soluciones tecnológicas se entienden como un proyecto de apoyo que deben ser abordados por parte de los Gobiernos. En términos generales existen dos grandes oportunidades. La primera y más visible, tiene que ver con toda la automatización de los procesos. La segunda es más invisible –en el backstage- relacionado con avanzar hacia una mayor eficiencia operacional.
Respecto al tema de automatización están aquellos relacionados directamente con las líneas aéreas como los del chequeo automático de pasajeros, pero también están aquellos relacionados con los procesos que el pasajero debe pasar en un aeropuerto. “La biometría es uno de los temas que tomarán fuerza”, explica Saravia.
En caso de Chile, por ejemplo, existe un cierto retraso. Actualmente, ningún terminal aéreo chileno cuenta con control automático en el filtro de seguridad ni de pasaporte. Recién la administración del Presidente Sebastián Piñera se abre a la posibilidad de incorporarlo para el aeropuerto de Santiago a partir de 2021. Ante la falta de voluntad de los organismos públicos por proveer un servicio eficiente en este aspecto, que genera cuellos de botella importantes, se hace cada vez más necesario avanzar con urgencia en la materia. Caso contrario, la promesa de contar con un aeropuerto digital para los próximos años será parcial o inexistente. En regiones la situación es similar, especialmente en aquellos terminales aéreos en los que se trabaja a requerimiento, donde cualquier retraso en la llegada de los funcionarios o en la gestión pueden afectar la atención adecuada de los pasajeros y/o el turn around del avión.
Otros países de la región cuentan con camino avanzado y los pasajeros, pueden disfrutar de mejores experiencias al transitar por sus aeropuertos, dado que ven reducidos los tiempos de tránsito y una optimización de los procesos.
En relación con la eficiencia operacional están los desafíos en términos de infraestructura y equipamiento como puede ser el uso eficiente de las posiciones de contacto (mangas), así como la gestión del personal. “La idea es conseguir la mayor optimización posible”, señala.
En el corto, mediano y largo plazo, la incorporación de nuevas tecnologías debieran impulsar soluciones integrales que faciliten alcanzar el objetivo del viaje aéreo rápido y sencillo. Para ello, las sinergias que se tienen que dar entre aeropuertos, las líneas aéreas, los Gobiernos y los proveedores de la industria son fundamentales si se busca fortalecer el posicionamiento competitivo de los países y de la región.
1 comentario:
Ojalá y más de este tipo de proveedores sigan golpeando la puerta en cuanto a soluciones tecnológicas disponibles. Y, si es necesario, patear la mesa. Es patético que el principal aeropuerto de Chile no cuenta con ninguna tecnología de apoyo y servicio al pasajero, tal y como el control automático de pasaporte y que, peor aún, ni siquiera esté considerada en el nuevo terminal internacional
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