Por Ricardo J. Delpiano
Foto: Ricardo J. Delpiano |
Es cierto, el aeropuerto de Santiago está pequeño para el tráfico de pasajeros que transita por sus instalaciones. Obviamente, una infraestructura preparada para 16 millones de personas por año difícilmente puede dar una atención adecuada a los más de 21 millones actuales. El crecimiento asimétrico entre infraestructura y transporte aéreo, producto de la falta de respuestas oportunas del Estado ante el crecimiento de la aviación, pasan a la cuenta a los usuarios.
En la conferencia Wings of Change de Santiago de abril pasado, que organiza la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), una recién asumida ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, recibe de parte de las líneas aéreas fuertes críticas por la asimetría existente en el aeropuerto. Su respuesta en ese momento, es realizar una especie de mea culpa de parte del Estado frente a los problemas pero anteponiendo un compromiso de búsqueda de soluciones con un protagonismo de la entidad pública no visto desde hace años.
En contexto, la cartera de Transportes y Telecomunicaciones ya ha anunciado la intención de revisar las tasas aeronáuticas y derechos de embarque de los pasajeros como parte de una evolución de la institucionalidad que rige al transporte aéreo en Chile. Ahora, y en un intento por asumir responsabilidades pendientes, también se compromete a revisar los procesos al interior del aeropuerto de Santiago.
Una reunión inédita, seis ministerios -incluidos los de Transportes y Telecomunicaciones, Obras Públicas (MOP) y Defensa-, servicios públicos como la Dirección General de Aeronáutica Civil, Carabineros, Policía de Investigaciones (PDI), SAG, el actual Gobierno busca soluciones a corto plazo, necesarios para enfrentar los problemas existentes en los procesos durante los años más complejos previos a la inauguración de la nueva infraestructura. La reunión intersectorial responde al mandato del Presidente Sebastián Piñera a los ministros Gloria Hutt y Juan Andrés Fontaine (MOP).
“El aeropuerto de Santiago es un sistema en el que participan muchas instituciones a las que hemos convocado a una mesa técnica, que es inédita y que tiene como objetivo mejorar la coordinación para que la operación se desarrolle de la mejor forma posible”, dice Lucas Palacios, subsecretario de Obras Públicas.
En una primera instancia se ha solicitado que dentro de esta semana las instituciones involucradas en los procesos al interior del aeropuerto de Santiago entreguen una minuta con la situación y necesidades específicas para cada institución. Desde allí, las autoridades buscan coordinar acciones para mitigar impactos hasta 2020 cuando se espera que finalicen los trabajos, siempre y cuando no existan retrasos a los que MOP se ha comprometido resolver.
“Es mucho lo que tenemos que coordinar, es mucha la gestión que tenemos que mejorar y necesitamos la participación de todos. Cuando hay un eslabón que se nos queda abajo eso define un mal servicio, por tanto todos tenemos que mejorar y coordinarnos de la mejor forma posible”, agrega Palacios.
El gerente general de Nuevo Pudahuel, Nicolás Claude, menciona que en la actualidad “hay muchos pasajeros y mucho tráfico en una infraestructura que necesita crecer”. En su compromiso con la nueva obra enfatiza que se entregará en fase. “Lo importante es que desde este año vamos a empezar a entregar nuevas capacidades, nuevas posiciones para aviones y unas salas de abordaje. A partir de 2020 tendremos una nueva capacidad que permitirá recibir a más aerolíneas, más rutas y más pasajeros”.
La comisión establecida es valorada positivamente ya que se trata una reunión inédita entre organismos del Estado. A pesar de que instancias como estas deben ser procesos permanentes en el funcionamiento normal de un terminal aéreo moderno, los resultados que se entregan al usuario en términos de atención y facilitación de servicios, dan cuenta de que ese trabajo de los servicios públicos no se cumple en forma plena y a la altura de las necesidades. El usuario es testigo de ello, por ejemplo al encontrar posiciones de atención vacías a pesar de existir la infraestructura desde hace años.
En el diario “La Tercera” (22/06/2018), la ministra Hutt se pone en el rol de los viajeros. “Los puntos críticos son los que detecta uno como pasajero, pero ahora lo vamos a hacer con una mirada más técnica, principalmente mirando qué oportunidad de mejora hay en cada etapa por las que pasa el viajero, y tratar de resolver las cosas que hagan más fluido los procesos de entrar al aeropuerto, embarque, retiro del equipaje y otros”.
En los próximos dos años, el aeropuerto de Santiago vivirá momentos críticos como consecuencia del aumento de tráfico de pasajeros y la intervención de los espacios producto de las obras que se efectúan. El crecimiento del volumen de pasajeros estará impulsado por los nuevos modelos de negocios, la expansión de las líneas aéreas y la operación de estas con aviones de mayor capacidad o mayor densificación de asientos en vuelos domésticos e internacionales.
Los problemas que se intentan solucionar son de exclusiva responsabilidad del Estado pero sus consecuencias cargan sobre pasajeros, aeropuerto, locatarios y líneas aéreas. Las deficiencias presentes en áreas como migraciones, revisiones de equipajes o filtros de seguridad impactan negativamente en la experiencia al reducir los tiempos de tránsito, las posibilidades comerciales y afecciones a la operación área como por ejemplo en el embarque y puntualidad de los vuelos.
A diferencia de otras concesiones de aeropuertos en otros países, el modelo chileno no considera que el administrador del aeropuerto tenga un rol superior o de coordinador sobre todo el aeropuerto. La multisectorialidad establecida obliga al diálogo con distintos estamentos públicos, que ante una falta de coordinación integrada, genera inconvenientes que afectan a toda la cadena del proceso de viaje. Pese a la positiva valoración del establecimiento de la mesa de trabajo, en condiciones actuales no existen garantías plenas de que los organismos del Estado avancen en soluciones si estos no asumen la responsabilidad política que les compete. Otro tema pendiente para un país que ha visto una demorada e integral modernización del aparato fiscal.
8 comentarios:
No me cuadra lo de ¨en un día normal puedes tardarte dos horas en migración ¨.... Viajo casi todos los meses. Llego de Europa, Estados Unidos o Latinoamérica en distintos horarios. Nunca me ha tocado esperar más de 15-20 minutos en inmigración. El SAG es rápido también. Y ahora en la noche, que no hay vuelos ¨charter¨, más rápido aún... Lo siento pero es MENTIRA lo que afirma la nota,
Debes ser una de las pocas personas que debes tener pase VIP. Porque lo que es yo y tambien de muchos viajeros donde puede pasar más de una hora haciendo filas porque simplemente los funcionarios no atienden.
Lo que rescato es la preocupación del Gobierno por encontrar una solución al algo tan básico como hacer que los funcionarios hagan su trabajo.
Excelente nota como siempre. Un reflejo directo de la realidad de la puerta de entrada a Chile.
Viajo de bs as a santiago cada 20 dias y por el horario de llegada hay dias q estas casi 2 horas!y es verdad.
Mentira tu comentario.se tarda harto.
Laberinto de inmigración +
Peregrinación no solicitada por el duty free +
Espera de equipajes +
Fila de S.A.G./Aduanas +
Acoso de taxistas +
estacionamiento caro y lejos / o transporte deficiente
O sea, una auténtico via crucis. Es increíble que siga creciendo el tráfico aéreo en el país siendo que cada día es más desagradable pasar por el aeropuerto. Y con el nivel de tasas aeroportuarias daría para que reciban a cada pasajero con alfombra roja y comité VIP de bienvenida con piscos sours, collares de flores y danzas rapa nuis.
Las filas de Policía Internacional suelen ser más rápidas que las de llegadas y la razón es muy sencilla: no están todas las casetas abiertas, incluso varias veces hay menos de la mitad! El SAG algo mejor.
Realmente hay harto que tienen que trabajar.
Diego
La solución no pasa ni por coordinaciones, ni buena voluntad ni menos con más casetas. La solución tiene un nombre y se llama TECNOLOGIA. Tienen que hacer control con máquinas para ciudadanos chilenos. Eso existe en muchos países. Un par de PDI supervisando las máquinas y el resto a las casetas para extranjeros. Se necesitaría menos de la mitad del personal de hoy.
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