martes, 21 de noviembre de 2017

Aeropuertos de Ciudad de México, Lima y Santiago podrían sufrir nuevas saturaciones de sus terminales: industria aérea insiste en la cooperación

Por Ricardo J. Delpiano

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Foto: Ricardo J. Delpiano
En el periodo 2016 - 2017 el tráfico aéreo de pasajeros experimenta un importante dinamismo producto de la expansión de capacidad de las líneas aéreas, la instalación de nuevos modelos de negocios en la región y la llegada de nuevos operadores. La mayor actividad aérea se traduce en más pasajeros al sistema imponiendo una carga adicional a una infraestructura que todavía no crece simétricamente con la industria aérea.

En los últimos dos, la capacidad -medida en cantidad de asientos por kilómetro recorrido (ASK)-,ha crecido un 13,0% en países como Chile, 11,0% en Argentina, 8,0% en México y Perú, 5,0% en Colombia y 2,0% en Brasil, según datos de la Asociación Latinoamericana y el Caribe de Transporte Aéreo (ALTA). Este crecimiento genera un impacto en los aeropuertos, los que por su propia naturaleza no siempre pueden acompañar el crecimiento en la demanda.

Durante su ponencia en la apertura del Foro de Líderes de ALTA 2017, Enrique Cueto, presidente del Comité Ejecutivo de la organización y CEO de Grupo LATAM Airlines, indica que el crecimiento tardío existente en la región responde a las desconfianzas existentes entre las aerolíneas y los Gobiernos, estos últimos los que evitan asumir riesgos ante los cambios de los escenarios y producto de ello, la falta de garantías que las compañías aéreas. Como resultado, muchos aeropuertos quedan chicos incluso antes de completar su expansión.

De los aeropuertos en expansión, los casos de Ciudad de México, Lima y Santiago, son los más preocupantes ya que la capacidad proyectada podría superarse fácilmente. Según ALTA, el aeropuerto de Ciudad de México tiene proyectado una capacidad para 55 millones de pasajeros por al 2020, la que sería superada en 4 millones. Para 2022, el aeropuerto Jorge Chávez de Lima tendría un movimiento de 32 millones de pasajeros anuales para una capacidad de 30 millones. Mientras que en Chile, en 2020 cuando se inauguren toda la obra del nuevo aeropuerto de Santiago, la capacidad podría fácilmente alcanzar cerca de los 30 millones de pasajeros por año, lo que implicaría una futura saturación.

Los aeropuertos de México DF y Lima son los más complejos, mientras que Santiago si bien la cifra no implicaría una saturación inmediata si es cercana al límite de la capacidad proyectada para la nueva obra. Por consiguiente, en caso de existir nuevos efectos catalizadores –como lo fue en su momento el cambio de modelo de negocios de la ahora LATAM en 2007 o el reciente ingreso de las LCC- podría implicar futuras saturaciones al principal terminal aéreo de Chile.

De los tres casos, el de la capital peruana es el más complejo dado que todavía no inicia obras de expansión mientras que el tráfico aéreo continúa aumentando a medida que se fortalece el hub. En el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, las bases de licitación de la nueva concesión (a cargo de Nuevo Pudahuel) incluyen un “gatillador de inversiones” que establece que cuando se alcancen 2.200 pasajeros internacionales o 3.200 pasajeros domésticos en hora pico se deben construir dos espigones adicionales para incrementar la capacidad hasta los 45 millones. De ocurrir, el aeropuerto de Santiago podría desaparecer de la "alerta de saturación" de la industria. 

Cueto reitera que lo anterior no son culpa de los administradores de aeropuertos ya que básicamente a ellos se les impone una estructura que deben gestionar y por la cual pagan un determinado canon al Estado. En la dinámica de relaciones entre industria y gobierno, agrega que hay otro factor clave a considerar: “nuestras autoridades siguen sin ver la importancia que tiene, cuán servicio público, cuanto de conectividad significa el transporte aéreo bien desarrollado”. A modo de ejemplo, menciona la incorrecta relación que se hace entre aumento de conectividad y mayor ganancia para las aerolíneas y sobre eso la carga impositiva existente, como los US$2 que se agregaron en Chile a la tasa de embarque internacional para luchar contra el hambre en África o las bandas tarifarias en Argentina, que pese a los cambios positivos que se han dado bajo la administración de Mauricio Macri aun persiste en su nivel mínimo.

Para atender estas diferencias, confianza y cooperación emergen como elementos claves. En el Foro de Líderes de ALTA 2017, la industria aérea vuelve a dar señale claras a los Gobiernos que sólo a través de la unión será posible enfrentar oportunamente los desafíos actuales y futuros de la industria.

En Buenos Aires, ALTA en conjunto con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y el Consejo Internacional de Aeropuertos - Latinoamérica y el Caribe (ACI-LAC) suscribieron un Memorándum de Entendimiento (MOU por sus siglas en inglés) con el objetivo de mejorar el transporte aéreo en América Latina y el Caribe.

El documento incluye iniciativas para mejorar la seguridad operacional, puesta en práctica de medidas rentables de seguridad y facilitación, para simplificar los procedimientos comerciales y los procesos transaccionales, mejoramiento de la infraestructura aeroportuaria e iniciativas de gestión de tráfico aéreo, colaboración en prácticas de suministro de combustible, colocar la aviación en las agendas gubernamentales, avanzar hacia un proceso transparente y modernizar el marco de las concesiones aeroportuarias.

“Este acuerdo que cambia las reglas de juego,  enfocado en la cooperación entre los aeropuertos y las aerolíneas en seguridad operacional, transparencia de costos, infraestructura y concesiones, beneficiará a toda la industria aeronáutica, aeropuertos, pasajeros y economías de las comunidades en toda la región”, manifiesta el director ejecutivo de ALTA, Luis Felipe de Oliveira.

“Se espera que los pasajeros aéreos  se dupliquen más del doble en América Latina y el Caribe para el año 2035. Es vital que estemos preparados para que la región pueda satisfacer esta demanda. Este convenio nos ayudará a garantizar que el transporte aéreo tenga espacio para crecer dentro de un marco que priorice la seguridad, la sostenibilidad y la eficiencia, todo lo cual beneficiará  a América Latina y el Caribe”, agrega el vicepresidente regional de IATA para las Américas, Peter Cerda.

“La comunidad aeroportuaria reitera, mediante la firma de este convenio, nuestro permanente compromiso de buscar oportunidades de colaboración entre los jugadores claves de la industria aeronáutica. Los desafíos que impone el crecimiento proyectado  de tráfico de pasajeros y de carga en la región en los próximos 20 años, demanda un esfuerzo genuino de las aerolíneas para garantizar un desarrollo seguro y sostenible del sistema de transporte aéreo en la región”, finaliza Martín Eunerkian, presidente de ACI-LAC.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien por BOG. Poco drama en la transición.