miércoles, 22 de enero de 2014

“Diesel verde” como combustible sostenible para la aviación

Por Ricardo J. Delpiano

Foto: Boeing
El llamado “diesel verde”, un combustible renovable usado en el transporte terrestre ha sido identificado por Boeing como una fuente de biocombustible sostenible para la aviación comercial. Investigaciones del fabricante estadounidense, muestran que tiene una emisión como mínimo un 50% menos de dióxido de carbono que los combustibles fósiles a lo largo de su ciclo dde vida.

Los análisis efectuados han revelado que el diesel verde, fabricado a partir de aceites y grasas, químicamente similar al biocombustible aeronáutico actual, por lo que de homologarse, podría ser mezclado directamente con el combustible que hoy se utiliza en los aviones comerciales.

Para tal efecto, Boeing se encuentra trabajando con la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) y otros grupos de interés para que los aviones puedan utilizar el diesel verde en sus operaciones comerciales. De esta forma se busca generar nuevas alternativas que ayuden a reducir aún más las emisiones contaminantes producidas por la aviación en sintonía con las metas autoimpuestas por la industria.

"La homologación del diesel verde sería un gran avance con vistas a disponer de un combustible de aviación sostenible y competitivo", señaló el Dr. James Kinder, un responsable técnico de la división de Sistemas de Propulsión de Boeing Commercial Airplanes. Por su parte, Julie Felgar, directora general de Estrategia e Integración Medioambiental del fabricante, expresó que “Boeing quiere abrir nuevas vías para los combustibles de aviación sostenibles y esta iniciativa del diesel verde es un enorme avance en este largo camino".

En la actualidad, los Estados Unidos, países de Europa y Singapur, poseen una importante capacidad de producción de diesel verde, la que podría abastecer el 1% de la demanda mundial de combustible para aviones comerciales, lo que equivale a 2.300 millones de litros. El costo al por mayor, valorado en alrededor de 80 céntimos de dólar por litro – incluyendo los incentivos del gobierno estadounidense-, es competitivo frente al combustible para aviones fabricado a partir del petróleo.

Según el comunicado emitido, Boeing, la FAA, los fabricantes de motores y los productores del “diesel verde”, realizarán un informe de investigación detallado para ser enviado a las distintas instancias encargadas de la homologación de combustibles. El biocombustible homologado para aviación debe cumplir o superar un exigente conjunto de requisitos de rendimiento para su uso como carburante. El diesel verde es también conocido como "diesel renovable" y puede usarse en cualquier motor de estas características. Su composición química es diferente del "biodiesel" y, por lo tanto, se trata de un producto distinto.

A la fecha, Boeing y las aerolíneas miembros del Sustainable Aviation Fuel Users Group (SAFUG) se han comprometido a desarrollar biocombustibles fabricados de forma sostenible y sin efectos adversos para las emisiones de gases de efecto invernadero, la seguridad alimentaria, el suelo, el agua o la atmósfera.

El SAFUG está conformado por las aerolíneas Air China, Aeroméxico, Air France, Air New Zealand, Alaska Airlines, ANA, Avianca, British Airways, Cargolux, Cathay Pacific, Etihad Airways, GOL, Gulf Air, JAL Japan Airlines, KLM, Lufthansa, Qantas, Qatar Airways, SAS, Singapore Airlines, TAM, TUI, United, Virgin Atlantic, Virgin America y Virgin Australia. El grupo lo integran también Boeing, UOP, Airbus, Embraer y ASA (México), todos en calidad de afiliados.

Pese a que la industria de la aviación ha registrado importantes avances en materia de investigación de biocombustibles, su utilización comercial todavía está lejos de concretarse principalmente por el altísimo costo que éstos poseen.

Para revertir esta situación, en los últimos años la industria de la aviación han realizado numerosos vuelos emblemáticos con biocombustibles de segunda generación, con el fin de realizar un doble llamado: uno dirigido a los productores de carburantes para que hagan más asequibles este tipo de tecnologías y otro, a los Gobiernos para crear instancias y políticas públicas favorables para la producción, creando una nueva alianza intersectorial.

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