Por Ricardo J. Delpiano
Día gris con amenaza de lluvia en Santiago. Parecía una escenografía perfecta para la despedida de algo o alguien. Los sentimientos son de tristeza, de nostalgia, pero al mismo tiempo de júbilo por el cierre de un ciclo y el haber cumplido la tarea realizada. Esa era la antesala que envolvía la despedida del clásico Boeing 737-200 Adv. de la flota de Sky Airline y muy probablemente, el fin operación comercial de esta aeronave de los cielos chilenos.
Un día antes, un mensaje de la compañía en su sitio de facebook anunciaba con sentimientos encontrados el retiro de este emblemático avión, conocido en la industria aérea como el “chanchito”, por el aspecto de su fuselaje.
De inmediato, los mensajes y fotografías de las personas que forman parte de la aviación chilena no se hicieron esperar.
Llegaba un momento de sentimientos encontrados. Tristeza por la partida de aquel motor de la aviación comercial moderna chilena, con el cual muchas líneas aéreas pudieron surgir y alegría, por ver a una compañía dar un gran salto hacia la aviación moderna. Algo difícilmente posible años atrás, pero que muestra el trabajo minucioso de quienes integran la compañía y representa en parte, una cierta maduración de la aviación nacional.
Tarde del viernes 26 de julio. Los counters del aeropuerto están abarrotados de gente, como un buen comienzo de fin de semana. Los de Sky Airline, no eran la excepción. Pero todos los mostradores abiertos y una rápida atención, hacen que la fila avance rápidamente, minimizando la gran cantidad de pasajes. Desde el primer instante se marca la diferencia.
Tarde del viernes 26 de julio. Los counters del aeropuerto están abarrotados de gente, como un buen comienzo de fin de semana. Los de Sky Airline, no eran la excepción. Pero todos los mostradores abiertos y una rápida atención, hacen que la fila avance rápidamente, minimizando la gran cantidad de pasajes. Desde el primer instante se marca la diferencia.
“Hoy día vas a despedir al B737”, indica la supervisora al ver el número de vuelo, buscando querer integrar al pasajero del histórico momento que iba a estar por suceder.
Pese a lo abarrotado del terminal nacional, el aeropuerto funcionaba normalmente. Ningún cartel, podio o cóctel anuncian algo especial, salvo las fotografías y grabaciones que hacían de los funcionarios de la compañía para retratar el momento.
Sala de espera remota. Puntualmente a las 16:30 horas comienza el embarque del primero de los últimos tres vuelos del “chanchito”. Copiapó era el destino. Cuarenta minutos después, se inicia el embarque del segundo vuelo, esta vez a Concepción. La escena se repite. Fotografías y grabaciones acompañan el corte de los pases de abordar, sin que ello afecte el normal trabajo. Quizás lo mismo sucedería con el tercer B737 que despegaría rumbo a La Serena y Copiapó.
Sala de espera remota. Puntualmente a las 16:30 horas comienza el embarque del primero de los últimos tres vuelos del “chanchito”. Copiapó era el destino. Cuarenta minutos después, se inicia el embarque del segundo vuelo, esta vez a Concepción. La escena se repite. Fotografías y grabaciones acompañan el corte de los pases de abordar, sin que ello afecte el normal trabajo. Quizás lo mismo sucedería con el tercer B737 que despegaría rumbo a La Serena y Copiapó.
Un breve trayecto en bus nos deja en la puerta del CC-CTK, nuestro avión. La primera impresión es ver la cantidad de trabajadores que buscan sentirse parte del momento. No es para menos, están viendo partir al material que los formó como profesionales. Una verdadera escuela para muchos. En la puerta del avión, Solange, Jefa de Cabina del vuelo H2 055, acompañada de otros miembros de la compañía, saludaban con una bandeja de dulces a los pasajeros, algo poco usual en la aviación de estos días. Es lo que impresiona al pasajero.
Como reloj suizo se cierran las puertas, se inicia el retroceso y la puesta en marcha, para luego "taxear" –como se dice en la jerga aeronáutica- hasta la pista 17L. En el trayecto, la tripulación explica minuciosamente los procedimientos de emergencia, pidiendo a cada pasajero distraído prestar la atención correspondiente. Antes del despegue, don Luciano Arias, capitán de nuestro vuelo, da un cordial saludo y destaca la importancia de este vuelo, ya que será uno de los últimos vuelos con material B737. La gente se mira entre sí y comenta, quizás muchos sin comprender lo que sucedía pero seguros de que estaban siendo parte de “algo”.
En la pista, se aceleran los motores y tras una corta carrera nos elevamos sobre los cielos de Santiago. Todo normal, un hermoso atardecer desde nos acompaña en nuestro ascenso rumbo al sur como si el sol se hubiera asomado para despedir a tan venerable avión.
Minutos después, la tripulación se prepara para dar el servicio a bordo. Un rico sándwich y bebida a elección eran más que suficientes para los 40 minutos de vuelo, tiempo fijado por don Luciano y Fernando Ruiz -su primer oficial-, para llevarnos hasta territorio penquista.
Minutos después, la tripulación se prepara para dar el servicio a bordo. Un rico sándwich y bebida a elección eran más que suficientes para los 40 minutos de vuelo, tiempo fijado por don Luciano y Fernando Ruiz -su primer oficial-, para llevarnos hasta territorio penquista.
El vuelo pasa rápido, así como el atardecer. Un giro hacia el suroeste nos indica que estábamos por llegar a Concepción. Antes del descenso, hubo tiempo para otro momento especial: celebrar el cumpleaños de Francisca, quien cumplía sus dos años de vida. Solange y la tripulación, hacen entrega de un obsequio y piden el aplauso de los pasajeros. No hay dudas, pequeños detalles marcan la diferencia.
Descenso continuo sobre un Concepción cubierto y con llovizna. Aterrizamos sin problemas por la pista 02 y rápidamente nos posicionamos en el terminal. Motores apagados y el descenso de los pasajeros marcaron esta etapa de este histórico vuelo. En tierra, el despachador y la tripulación comienzan a preparar el vuelo de retorno, mientras el personal de rampa limpia el avión todo en menos de 10 minutos. Son rostros sencillos, pero que hacen todo lo que disfrutamos a bordo sea posible. También hubo tiempo para conversar y retratar el momento. “Último vuelo, último vuelo”, se comentaba.
Nuevamente como reloj suizo comenzó el embarque. Son 102 pasajeros nos acompañan de vuelta a la capital, en el último tramo comercial del CC-CTK. Solange ahora acompañada de Elizabeth, son las encargadas de dar la bienvenida a bordo, también con una bandeja de dulces. Son las 19:20 horas y es hora del último cierre de puertas.
Todo listo, instrucciones de seguridad con el profesionalismo que caracteriza a la tripulación,
más una bienvenida de don Luciano, acompañan el carreteo hasta la 02. Motores en potencia y despegamos rumbo norte de regreso a Santiago.
más una bienvenida de don Luciano, acompañan el carreteo hasta la 02. Motores en potencia y despegamos rumbo norte de regreso a Santiago.
La escena se repite, rápidamente comienza el servicio a bordo. Un sándwich con un pastel, acompañado por un par de quesos y un bombón de chocolate, más vinos, cervezas, bebidas o juego a elección, conformaban el catering de retorno. Todo normal viajando siempre en dirección noreste hacia la capital.
Sin darnos cuenta, don Luciano anuncia “tripulación 15.000 pies”. Todos nos preparamos para el aterrizaje. Descenso suave sobre un despejado y frío Santiago, comienza a llegar el final. Al poco rato, el avión entra en base derecha para la pista 17L de Merino Benítez. Se desconoce si utilizamos el ILS o no, pero probablemente este último aterrizaje se haya hecho "a la antigua", con el piloto al mando de su avión, fiel a la vieja escuela del “chanchito” que formó a miles de caballeros del aire del país.
Toque de pista pasadas las 20:00 horas. Seguramente don Luciano acciona los reversos al máximo, como "pa’ que el chancho suene”. En el exterior y bajo una fría noche, un grupo de entusiastas que esperaban al costado de la pista, sienten la llegada de nuestro avión.
Liberamos pista vía Bravo y tras un pequeño carreteo comienza la despedida. Antes de ingresar al terminal, el Servicio de Salvamento e Extinción de Incendios (SSEI) de la DGAC Chile, nos da la bienvenida y despide al chanchito con un magnífico y perfecto arco de agua. Es el momento, en el cual don Luciano toma el altavoz y comunica el histórico momento. Aplausos se escuchan en la cabina, todos maravillados por la escena. La tripulación emocionada y muy especialmente, todos quienes vivimos o disfrutamos de la aviación.
Rodaje al puente 25 y don Luciano activa por última vez el freno de estacionamiento. Fernando comienza apagar los switches de la venerable cabina del B737 famosa por “esa cantidad de relojitos”. Tras el desembarque de los pasajeros vienen los últimos saludos y felicitaciones del personal de la compañía, sin olvidar las fotografías que quedarán para el recuerdo.
El apagado de los motores nos indica que una etapa ha finalizado y se da paso a otra, esa de la era digital, la que nos invade en estos días y de que la cual todos añoramos ser parte. Ahora Sky Airline pasa a volar una flota moderna de última generación sin tener nada que envidiar a cualquier compañía de clase mundial. Es el esfuerzo de 11 años de minucioso trabajo, que van desde el más alto cargo en gerencia hasta aquel colaborador en un aeródromo lejano, los que permiten proyectar la compañía hacia nuevos horizontes.
De esta forma culmina uno de los últimos vuelos del querido chanchito. Si bien quedaba un avión más en vuelo que tenía que llegar de Copiapó, se cierra un ciclo. Al pasar las listas de chequeo, sin duda deberán haber pasado por las mentes de las tripulaciones, todos aquellos recuerdos y momentos especiales que se vivieron a bordo del legendario Boeing 737-200 Adv.
Es en estos momentos, cuando al finalizar, no haya nada más que reportar, salvo haber contribuido a la integración, al progreso y a la historia de un país.
Tripulación de este histórico vuelo. De atrás para adelante, el capitán don Luciano Arias, junto a su primero oficial, Fernando Ruiz. En medio, el mecánico don Jaime González, al lado de la tripulante Quincy Contreras. En primer plano, Elizabeth Figueroa, tripulante y la Jefa de Cabina, Solange Magun.
A nombre de quien escribe, un especial agradecimiento a la Gerencia, a la tripulación de este vuelo, al personal de tierra y a toda la gran familia de Sky Airline, por este histórico momento.
5 comentarios:
Y Ricardo, sabes cual será el destino de las aeronaves? Las iran a vender me imagino.
que buena!!! gracias por las fotos y el relato ricardo! porfin Sky renovó su flota, me supo a la pregunta de Alonso ¿sabes si pasará algo con esos aviones?
Probablemente muchos sean vendidos a otros operadores en otros países con el fin de recuperar parte de la inversión realizada en la nueva flota.
En el caso de los aviones más antiguos puede que terminen en el desierto de Arizona como muchos otros aviones de líneas aéreas, de la misma forma como lo han hecho otros operadores.
Desconozco si existen otros planes para estos B737 ya sea en Chile u otras partes del mundo.
De todas formas, habrá que esperar mayores detalles o algún pronunciamiento de la compañía al respecto.
Saludos,
Ricardo J. Delpiano
http://www.aipchile.gob.cl/fpl/trackv3/id/2306768 Que raro salio uno el 28 de julio a EZE de madrugada!!
Saludos
Francisco Javier Correa
Emocionante el adiós del "Chanchito"
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