Por Ricardo J. Delpiano
Foto: Ricardo J. Delpiano |
La clarificación la realizó
el propio administrador de la FAA, Michael Huerta ante las consultas realizadas
durante el Foro de la Asociación Americana de Abogados de Derecho Aeronáutico y
del Espacio, celebrado la semana pasada en Washington D.C. La máxima autoridad
de la entidad de aviación estadounidense, señaló que la solución del problema
de las baterías está siendo “cuidadosamente analizado”, sin indicar algún tipo
de guía sobre el análisis de la propuesta realizada por el fabricante. Indicó
también que el personal técnico de la FAA está trabajando arduamente en el
B787, pero no se realizará alguna precisión de la medida hasta que se garantice
que el B787 es completamente seguro.
La postura de la FAA ha sido
considerada como cauta, ante los cuestionamientos por la forma como se ha
procedido a la certificación del B787 realizados por sectores de opinión y
profesionales de la industria de la aviación de los Estados Unidos. En los
últimos años, las certificaciones de los aviones se han realizado por un
programa de auto-vigilancia desarrollada por los propios fabricantes, con
personal calificado aceptado por la FAA para llevar a cabo en nombre de la
institución las revisiones correspondientes.
Para algunos, esta situación
se da dentro de un conflicto de interés, pero la defensa de la Autoridad Aérea
ha sido destacar que el organismo posee las capacidades para mantener las
normas de seguridad y asegurarse que los aviones cumplan con lo adecuado. El
administrador Huerta ha señalado también que la mejor manera de reforzar la
seguridad es mantener los canales de comunicación abierta entre empresas y
gobierno.
Ante el incierto panorama,
las aerolíneas continúan actualizando sus itinerarios postergando la operación
del B787. Las primeras fueron United y LOT, compañías que indicaron que
mantendrán desprogramado el Dreamliner hasta octubre y agosto respectivamente.
Le han seguido casos como el de LAN que ha extendido el plazo hasta el 29 de
junio, ANA y JAL que lo mantendrán fuera de la programación hasta fines de
mayo. La última en modificar los itinerarios ha sido Qatar Airways, dejando
fuera al B787 hasta abril.
Cabe señalar que la programación
o desprogramación de itinerarios del B787 no implica per se que las compañías
vayan a reanudar por voluntad propia las operaciones, como ha sido mal
interpretado por algunos de prensa. La mayoría de las compañías se mantienen
atentas a las directrices que emitan las Autoridades Aéreas y del fabricante. Sólo
Air India se ha aventurado a indicar que espera volver a poner en servicio sus
B787 a partir del mes de abril, aunque en la práctica se cuestiona si la firma logrará
implementar dichas operaciones.
La FAA no posee jurisdicción
fuera del territorio y espacio aéreo de los Estados Unidos, pero al igual que
la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), su actuar trasciende las
fronteras y es considerado un referente para la industria de la aviación.
Mientras tanto los
operadores del Dreamliner han buscado la forma de compensar los servicios de
este avión con equipos de similar capacidad y prestaciones, pero la extensión
de la medida por tiempo indefinido comienza a afectar la programación debido a
la falta de aviones. Así, United, ANA, JAL ya realizaron cancelaciones de rutas,
lo mismo que LAN que ha cancelado el segundo servicio a Madrid planificado a
partir de abril. Qatar Airways indicó hoy que producto de la paralización se
afectarán las operaciones que pretende abril desde Doha a Chicago O’Hare y
Chengdu en China. La primera comenzará con un servicio reducido, mientras que
la segunda quedó suspendida indefinidamente.
Ante la presión mediática y de la propia industria de la aviación, el presidente ejecutivo Jim McNermey ha escrito cartas de disculpas a las aerolíneas operadores del Dreamliner y que han sufrido problemas con las baterías de ion-litio y ha solicitado la colaboración de técnicos de General Motors y General Electric para la colaboración con la solución al problema, según indicó la semana pasada el Wall Street Journal (WSJ).
Ante la presión mediática y de la propia industria de la aviación, el presidente ejecutivo Jim McNermey ha escrito cartas de disculpas a las aerolíneas operadores del Dreamliner y que han sufrido problemas con las baterías de ion-litio y ha solicitado la colaboración de técnicos de General Motors y General Electric para la colaboración con la solución al problema, según indicó la semana pasada el Wall Street Journal (WSJ).
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