Por Ricardo J. Delpiano
Al igual como ocurrió en el
hemisferio con la unión entre LAN y TAM, la inminente fusión de American
Airlines y US Airways traerá como una de sus consecuencias un ajuste en las
alianzas globales – Star Alliance y Oneworld, especialmente-, pero su impacto
será menor en comparación al movimiento que se ha visto en el sur del
continente americano.
De concretarse la fusión,
una de las primeras medidas que se tomarán sería el pronto retiro de US Airways
de Star Alliance, para incorporarse dentro de la “nueva American” a Oneworld.
Esto a pesar de que quien llevará el mando en la compañía resultante sea US Airways
y no American Airlines.
Con US Airways, American –y por
ende Oneworld- extenderá principalmente su presencia en los Estados Unidos y en
menor medida aumentará su cuota de participación en las rutas trasatlánticas,
reforzando de esta manera sus servicios a Europa. Además, ganaría un enlace en
Medio Oriente, con Israel como único destino, el cual a pesar de su importancia
para el mercado norteamericano, no es atendido por American Airlines.
La fusión de American Airlines y US Airways contribuirá a reforzar el rol de Oneworld, especialmente en Estados Unidos y Atlántico Norte. Star Alliance compensaría la pérdida a través de United. Foto: Alejandro Ruiz
Tanto la alianza como la
compañía texana, se beneficiarán con la incorporación de nuevos hubs como
Filadelfia, Charlotte y Phoenix, los que se agregarán a los que posee hoy
American como son Dallas Ft. Worth, Chicago-O’Hare, Miami, Nueva York y Los
Ángeles. Los nuevos centros de distribución beneficiarán a los pasajeros, los
cuales tendrán mayores alternativas de conexión. Sin embargo, es posible que
hacia el corto-mediano plazo, la compañía resultante decida reducir el número
de bases con objeto de incrementar la eficiencia de sus operaciones, siguiendo
en cierta forma el trabajo que hizo de Delta Air Lines con los hubs que recibió
tras la adquisición y fusión con Northwest.
Para Star Alliance, la
pérdida no será significativa, ya que el mercado norteamericano continuará
siendo atendido por United, principalmente.
Dentro de un contexto
global, la membrecía de American es vital para Oneworld, ya que sin esta
aerolínea, la alianza pone en riesgo su presencia global por el mercado que
perdería, como por la situación que enfrenta al interior, con varios de sus
miembros negociando alianzas paralelas o avanzando más por un camino propio.
Así, la membrecía de Air
Berlin se encuentra amenazada por las presiones de Etihad Airways – uno de sus principales
accionistas- para que abandone la alianza y refuerce la conectividad en
conjunto con Air France-KLM; Cathay Pacific ha avanzado hacia una alianza con
Air New Zealand y dentro de Oneworld posee una escasa relación con el resto de
sus socios; y Qantas se ha comprometido en una alianza estratégica con Emirates.
Sin considerar a American, sólo quedan actualmente British Airways, Iberia, Finnair, JAL, LAN Airlines,
Royal Jordanian y S7 como las más comprometidas dentro de la asociación, de las
cuales ninguna tiene una presencia global que pudiese compensar una eventual
salida de American, ni aún con la futuras inclusiones como Qatar Airways o TAM.
Para alivio de muchos, el
tema de cuál alianza elegir no ha sido un tema a debatir dentro de la fusión,
por lo que Oneworld mantendría a American Airlines en sus filas. La alianza
necesita de American no sólo para cubrir el mercado estadounidense, sino que
también para enfrentar a sus rivales de Star Alliance y Sky Team en el
Atlántico Norte.
En la región
latinoamericana, la fusión American-US Airways, fortalecerá a ambas aerolíneas
en los mercados de México, Centroamérica y el Caribe, pudiendo hacer frente de
una mejor manera a la oferta de United. En Sudamérica, prácticamente no habría
cambios, salvo Brasil donde US Airways ya opera. Con American como uno de los
principales operadores, con la fusión US Airways no tendrá la necesidad de
continuar su expansión en la región, ya que estará completamente atendida por
su futura hermana.
La gran debilidad de esta
fusión, será el mercado del Asia-Pacífico donde la aerolínea casi no posee
presencia, salvo en Japón con los vuelos de American. Esto dejará a la
compañía con un desafío interesante para
los próximos años, si es que quiere beneficiarse de una de las regiones con
mayor auge económico. Para esto, la aerolínea resultante deberá buscar
sinergias operacionales que le permitan atender adecuadamente ese mercado,
situación que podría llegar con la incorporación de nuevos aviones de larga
distancia como el Airbus A350XWB (US Airways) o el Boeing 787 (American).
Actualmente, US Airways en
conjunto con US Airways Shuttle y US Airways Express, operan más de 1.000
vuelos por día a 198 destinos en Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, Europa
y Medio Oriente, transportando a cerca de 80 millones de pasajeros anuales a través
de sus hubs en Charlotte, Filadelfia y Phoenix. American Airlines por su parte,
opera 3.500 vuelos al día desde sus hubs en Dallas Ft. Worth, Chicago – O’Hare,
Miami, Nueva York y Los Ángeles, además de otras ciudades importantes. Su red
comprende 260 aeropuertos en 50 países y territorios.
Ambas compañías han
intensificado sus conversaciones con miras a alcanzar un acuerdo de fusión, el
cual podría ser anunciado este martes o miércoles. Si bien, muchos dan por sentado
que la unión será un hecho, la nueva compañía podría tener un revés a último
momento.
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