Sin duda fue la noticia aeronáutica del día pero en la práctica, era un episodio que se venía venir no sólo por los rumores de quiebra a principios de octubre sino por el eterno arrastre de pérdidas, planes de reestructuración con escasos resultados y un altísimo costo laboral producto de un largo conflicto con los sindicatos de pilotos. A estas variables se debe incluir indicadores externas como los difíciles momentos por los cuales atraviesa la industria aérea -manifestado por el aumento en los costo del transporte, con la variable petróleo y seguridad a la cabeza de la lista-, el auge de nuevos actores (aerolíneas low cost) y la mejor posición de sus competidoras (Delta y United principalmente), las cuales se vieron fortalecidas por los respectivos procesos de fusión.
Con ese escenario, AMR –matriz de la aerolínea- anunció que se acogía al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Fue el propio Gerard Arpey, CEO de American, quien en un comunicado confirmó el nuevo status de la aerolínea, el cual permitirá a la aerolínea reorganizarse para alcanzar una estructura de costos y deudas de manera de asegurar la viabilidad de la compañía.
American Airlines se acogió finalmente al Cap.11 de Protección de Quiebras. Un escenario ya previsto por muchos y que puede significar la oportunidad para la aerolínea para reestructurarse. Foto: Alejandro Ruiz
Así y contrariamente a la información aparecida desde tempranas horas de la mañana en los medios de prensa, no se trata de una quiebra que implique la desaparición de la compañía, temor que se generalizó en el común de las personas durante la jornada y que obligó a la compañía aclarar que los vuelos continuarán. De hecho, el Capítulo 11 guarda relación con una “reorganización” de la empresa, mientras que la liquidación queda estipulada por el Capítulo 7 referente a la “liquidación” de una firma.
Durante la década pasada prácticamente todas las grandes aerolíneas estadounidenses se acogieron voluntariamente al Cap. 11 con objeto de reestructurarse para enfrentar los cambios y escenario a futuro, tras la fuerte crisis del sector aéreo generada como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y los cambios geopolíticos del sistema internacional.
American Airlines, hasta la fecha, era la única aerolínea que no se había acogido a la Ley de Protección de Quiebras y pese a sus millonarias pérdidas se mantenía a flote luchando contra un escenario cada vez más competitivo y variable. De hecho, la decisión de acogerse a la protección de quiebras constituye una movida estratégica previa antes de que la situación sea aún menos favorable para la compañía especialmente cuando la aviación se prepara para un difícil escenario económico.
Este año, la aerolínea había iniciado un nuevo plan de reestructuración el cual contemplaba una reorganización de rutas, nuevos servicios y la incorporación de nueva tecnología. Como parte de ello también destaca la pendiente renovación de su flota, ya que a pesar de que la compañía ha sumado nuevos Boeing 737-800s, B767-300ERs, B777-200ERs, todavía mantiene en operación primeros B757, B767 y MD80s construidos, lo que comienza influir en los costos de la aerolínea. Para ello American Airlines había ordenado una enorme cantidad de Airbus A320neo y Boeing 737-800, además de los B787-8s Dreamliner para largo alcance, planes que podrían verse modificados dependiendo cual será el rumbo que adopte la empresa.
Pero la gran piedra del zapato ha sido sin duda el arrastre del conflicto laboral con los sindicatos de pilotos por las demandas que éstos hacen a la empresa por las concesiones realizadas años atrás para ayudar a la compañía a mantenerse a flote. A mediados de mes, la segunda ronda de negociaciones no consiguió dar los resultados esperados, impidiendo que American pudiese conseguir un nuevo contrato laboral con sus pilotos que permitiese incrementar la productividad reducir costos, a cambio de un aumento salarial.
Por ahora, American no ha hablado todavía de grandes cirugías en cuanto a rutas y capacidad, pero considerando casos anteriores es muy probable que alguna reestructuración de este tipo sea visible en los próximos meses, especialmente en lo referente a la administración de sus HUBs (Dallas Ft. Worth, Chicago O’Hare, Miami, Boston, Nueva York, Los Ángeles). También algún anuncio debiera haber en cuanto a los puestos de trabajo, decisión que no será fácil considerando los temas laborales pendientes y que la empresa seguramente intentará evitar para no sumar un nuevo inconveniente a su delicada situación.
Al acogerse al Capítulo 11, American tiene ahora una nueva oportunidad para definir las estrategias a seguir en el corto, mediano y largo plazo, tema no menor, cuando sus rivales ya han avanzado varios pasos y el número de actores en las rutas internacionales han incrementado la competencia desde/hacia Estados Unidos.
2 comentarios:
Solo espero que American use bien esta re-estructuración.
Me recuerda mucho a United cuando lo hizo y abandonó SCL; y hasta el momento no ha aparecido.
Hola Ricardo:
Saludos desde México y felicidades por tu interesante post de esta "crónica de una reestructuración anunciada".
Hablando sobre los hubs y los evidentes ajustes que tendrá que hacer AA, creo que el candidato natural a perder el status de hub es BOS. Simplemente está demasiado cerca de JFK y dada la relación de conectividad de AA y Jetblue en ambos aeropuertos no hace sentido tenerle tantos recursos.
En la flota no esperaría grandes sorpresas... de hecho creo que el timing para pedir el Cap. 11 fue perfecto una vez que se habían hecho los compromisos a lo largo del año por los 773ER y los nuevos Airbus y Boeing de fuselaje angosto.
Creo que al contrario, el flujo continuo de nuevos aviones permitirá acelerar la salida de los M80s y 757s que representarán una oportunidad para aerolíneas como Allegiant que aprovecha aviones de bajo costo financiero para su modelo de negocios.
Habrá que seguir con cuidado las ramificaciones de todo esto... un abrazo.
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