Por Ricardo J. Delpiano
El Perú posee una posición geográfica inigualable en la región. Ubicado en el centro de Sudamérica, lo convierte en un país estratégico para las comunicaciones aéreas, constituyendo por muchos años una escala casi natural para todas las compañías aéreas que mantenían vuelos en la región. Un ejemplo de ello lo constituían las operaciones de la antigua Panagra, Eastern Airlines, Lufthansa, LAN, Aerolíneas Argentinas, Varig entre otras, las cuales realizaban sus escalas técnicas en Lima antes de proseguir sus vuelos tanto al norte como al sur del continente.
Si bien hoy existe una nueva generación de aviones que ha hecho eliminar las escalas por motivos técnicos, el crecimiento económico experimentado en los últimos años, la riqueza natural e histórica del país, sumado a una inversión en seguridad país, hacen que el Perú esté desde hace algunos años entre los destinos más populares y con ello en el centro de interés de las líneas aéreas.
El Perú ha incrementado significativamente el número de aerolíneas gracias a una política asumida por el Estado peruano de promocionar el país en el extranjero estableciendo contactos directos con líneas aéreas a las cuales le ofrece incentivos para operar en el país. Foto: Carlos Valle
El auge que la aviación peruana está viviendo-y de la cual Chile es indirectamente parte-, tiene su respuesta en la política exitosa que el propio Estado peruano ha realizado en distintos frentes con el fin de posicionar al país como plataforma turística y comercial, la cual ha incluido un fomento explícito a la aviación comercial que le ha permitido incrementar el número de líneas aéreas y de operaciones.
Iniciada durante bajo el gobierno de Alan García y sin mayor variación –al menos por ahora-, durante el actual gobierno de Ollanta Humala, esta política se ha transformado en una especie de compromiso país y se orienta principalmente a través de cuatro variables: contacto directo Estado-operadores, política de incentivos a las aerolíneas, la liberalización gradual de los cielos y potenciar industrias asociadas al transporte aéreo.
El primero de ellos guarda relación con los contactos directos que el Estado peruano ha hecho con las aerolíneas a través de distintas misiones comerciales. El segundo se orienta en torno a una serie de incentivos favorables al transporte aéreo, como descuentos en el pago de tasas de aterrizaje o uso de las instalaciones aeroportuarias, con el fin de hacer atraer a las aerolíneas hacia el Perú. Este país se ha sumado también al carro de Estados que han visto las ventajas de la liberalización aeronáutica para la promoción del desarrollo, firmando para ello distintos acuerdos aeronáuticos que permitan a las aerolíneas contar con las herramientas necesarias para iniciar vuelos. Por su parte, el último factor se enmarca en la promoción a todo nivel del país con objeto de hacer que más personas viajen hacia el Perú.
Al poco tiempo de haber implementado estas políticas, los resultados están a la vista. En los últimos años ha recibido la llegada de nuevos operadores tales como Air Canada, AeroGal, Spirit Airlines, Air Europa, Air France, Sky Airline, lista que podría incluir también a Korean Air, JAL, PAL Airlines, Emirates o Turkish Airlines, según declaraciones de autoridades de ese país. A ello se debe agregar también el aumento de frecuencias de parte del resto de los operadores y el aumento en el número de líneas domésticas.
La realidad aerocomercial del Perú actual, contrasta fuertemente con el escenario que el país tenía a principios de la década pasada, donde quiebras y salida de operadores desembocó en una fuerte crisis aeronáutica. Pareciera difícil de imaginar que en el poco tiempo transcurrido este país haya pasado de tener una ausencia de aerolínea ser el HUB de dos importantes holdings aeronáuticos, reúna vuelos de gran parte de las aerolíneas del continente, enlaces sin escalas a las principales ciudades de América y se apreste a ganar los primeros vuelos directos desde Asia de la zona Pacífica sudamericana.
Si bien cada país es soberano en las decisiones y políticas que adopta, el caso de Perú resulta interesante de analizar y considerar para un país que busca posicionarse en el sistema económico mundial.
Gracias al desarrollo constante de su economía, estabilidad institucional y su mayor posicionamiento internacional, Chile ha mejorado su imagen en el exterior tal como lo constató un estudio a fines del año pasado que ubicó a nuestro país en el número 40 a nivel mundial de un total de 110 países, siendo el primer país que ha mejorado su imagen en el último año.
En términos aerocomerciales, fuimos los pioneros en la región en adoptar una política de Cielos Abiertos y en conseguir una institucionalidad aeronáutica, fundada a través de principios básicos como la libertad de los cielos, libertad tarifaria y la mínima intervención del Estado. Una realidad que cualquier inversionista –especialmente aeronáutico- desearía tener. Lamentablemente, el factor geográfico y el auge de otros mercados, han hecho que nuestro país tenga un desafío importante que enfrentar para que más líneas aéreas aterricen en el territorio. Prácticamente los pocos operadores que han ingresado al mercado aéreo lo han hecho gracias a los cambios que el sistema aeronáutico internacional ha experimentado, lo que sumado a la presencia del factor LAN ha ralentizado la llegada de más aerolíneas.
Sin considerar a operadores nacionales, las últimas compañías extranjeras que ingresaron al mercado aéreo chileno han sido Air Canada a principios de siglos, GOL en 2006, Pluna al realizar vuelos internos. Para el próximo año el único operador confirmado es Qantas, que a partir del próximo 26 de marzo tendrá vuelos sin escalas desde Sydney.
Con el momento de bonanza que vive la aviación de América Latina, la reorganización del mercado aéreo debido a las fusiones-compras de aerolíneas y una posible reorganización de capacidad de parte de operadores del Hemisferio Norte producto de los síntomas pre crisis que hace que las aerolíneas miren hacia mercados emergentes, hacen de un escenario apropiado para realizar las gestiones para promover la llegada más compañías. En ese mismo contexto, las campañas impulsadas por el actual gobierno para promover turísticamente a Chile también pueden constituir oportunidades interesantes para estrechar vínculos con las aerolíneas, tanto las que operan actualmente como las que podrían interesarse.
Lo anterior no debe significar un cambio en la política aeronáutica que Chile ha sostenido desde 1979, misma que le ha significado un prestigio internacional, sino que debe ser entendido como un complemento ésta.
2 comentarios:
Ojalá este avance no se quiebre por cuestiones ideológicas. Aún tenemos en Perú quienes defienden ardorosamente la "aerolínea de bandera" --un experimento a lo Aerolíneas Argentinas-- que puede terminar quitándole competitividad al mercado peruano y derivando dinero a empresas deficitarias. Veremos.
Concuerdo es interesante la estrategia peruana que ha significado resultados en términos de conectividad. En el caso chileno concuerdo que la estregia país debería ser estimular el turismo y amarrar contratos de promoción con aerolíneas existentes como USA-AA como con nuevas compañías interesadas en Sudamérica e incentivar por medios de rebaja de tasas de aeropuerto así como en el caso de los cruceros donde se rebajaron las tasas de uso de balizas.
Actualmente el panorama no es tan negativo como hace un par de años, si analizamos Qantas confirmó aterrizaje, United está presta a empezar vuelos cuando termine la fusión, información coroborrada por su directora para el Cono Sur.
El punto es acelerar los proyectos de empresas como British Airways donde la ruta está estudiada desde el año 2010 y Air New Zealand que está analizando Sao Paulo con 1 escala. Si otras optan bienvenidas sean pero deberíamos enfocarnos en 2 o 3 más considerando el tema de la capacidad aeroportuaria.
Publicar un comentario