Por Ricardo J. Delpiano
El inicio de la crisis de la aviación comercial
El cierre del espacio aéreo norteamericano y las millonarias pérdidas que esto generó para las aerolíneas fue sólo el principio. El incremento de los costos, producto de la imposición de nuevas medidas de seguridad en todo nivel y el aumento del precio de combustible, sumado a la drástica reducción de la demanda en Estados Unidos y a nivel mundial, derrumbaron el crecimiento que hasta entonces el mercado aéreo mundial había experimentado desde su última crisis bajo la I Guerra del Golfo.
Esto provocó que las aerolíneas tomaran drásticas decisiones como la reducción de la fuerza laboral a gran escala, el retiro de más de 500 aviones de las flotas, además el cierre de rutas y bases operacionales deficitarias, con el objetivo de asegurar su continuidad en el mercado.
Pero el factor más notorio y que se convirtió en el símbolo del nuevo orden aeronáutico fueron la política de las alianzas y los procesos de fusión actualmente en marcha. Las sucesivas crisis, obligaron a las compañías aéreas a buscar mecanismos adicionales a la política de reducción de costos y recortes implementados anteriormente, con el objetivo de soportar los ciclos económicos.
El martes 11 de septiembre de 2001 iba ser un día común y corriente en la historia mundial de no ser por el secuestro de cuatro aviones comerciales de dos emblemáticas compañías estadounidenses los cuales fueron utilizados para cometer los peores atentados terroristas que el planeta haya conocido, al menos hasta el día de hoy. El corazón financiero, militar y político de los Estados Unidos se vio dañado por primera vez de manera simultánea en su propio territorio, como reacción de algunos sectores a una cuestionada política exterior, especialmente en lo que a Medio Oriente se refiere. Una situación que la primera potencia mundial nunca previó, ya que siempre consideró que cualquier amenaza a su seguridad se encontraría fuera de su territorio.
Los hechos comenzaron a las 08:00 de ese día, cuando el Boeing 767-200ER (N33AA) que cubría el vuelo AA11 de American de Boston a Los Ángeles (LAX) fue secuestrado tras despegar del aeropuerto Logan. Doce minutos después, del mismo aeropuerto y en la misma ruta, despegó el B767-200 (N612UA) como UA175. A las 08:45, el vuelo AA11 fue impactado contra la torre norte del World Trade Center de Nueva York. Dieciocho minutos más tarde (09:03), cuando todas las cámaras ya mostraban la tragedia, hizo lo mismo el vuelo UA175 esta vez contra la torre sur. Paralelamente a las 08:10 en Washington-Dulles despegaba el B757-200 de American como AA77 rumbo a Los Ángeles; a las 09:40 impactó oficialmente en los anillos exteriores del Pentágono. Finalmente, el último de los aviones secuestrados- otro B757-200 de United (N591UA) decolaba de Newark a las 08:42 con destino a San Francisco. Iba a ser el avión encargado de atacar el símbolo político de Estados Unidos. No logró su objetivo, se estrelló en Shanksville (condado de Somerset, Pennsylvania) a las 10:03, luego que sus pasajeros desafiaron a los secuestradores en un intento por tomar el control del avión, al menos según indica la versión oficial.
Esta fue la imagen con la que el mundo despertó esa mañana, el vuelo UA175 impactando contra la torre sur del World Trade Center de Nueva York, mientras la torre norte ya tiene los daños del impacto del vuelo AA11. Imagen: CNN
La no consideración de un ataque terrorista de este tipo, hizo que la sucesión de los hechos esa mañana, generara una confusión en todas las instituciones del país y comprometiera todo el sistema de defensa que impidió enfrentar adecuadamente la emergencia. Con cuatro aeronaves usadas como armas de destrucción masiva y con el objetivo de impedir nuevos ataques, Estados cerró ese mediodía su espacio aéreo hasta nuevo aviso, obligando a todos los aviones a aterrizar o devolverse, iniciándose una movilización militar sin precedentes.
El inicio de la crisis de la aviación comercial
El cierre del espacio aéreo norteamericano y las millonarias pérdidas que esto generó para las aerolíneas fue sólo el principio. El incremento de los costos, producto de la imposición de nuevas medidas de seguridad en todo nivel y el aumento del precio de combustible, sumado a la drástica reducción de la demanda en Estados Unidos y a nivel mundial, derrumbaron el crecimiento que hasta entonces el mercado aéreo mundial había experimentado desde su última crisis bajo la I Guerra del Golfo.
Esto provocó que las aerolíneas tomaran drásticas decisiones como la reducción de la fuerza laboral a gran escala, el retiro de más de 500 aviones de las flotas, además el cierre de rutas y bases operacionales deficitarias, con el objetivo de asegurar su continuidad en el mercado.
Desafortunamente muchas no lo consiguieron y en los años siguientes un gran número de compañías, grandes o pequeñas, desaparecieron ya sea por quiebra o por integración a otra aerolínea. Casos más emblemáticos fueron los de Swissair, Sabena, TWA, America West, Ansett Australia, entre muchas. El mercado norteamericano fue el más golpeado y reflejó el crecimiento con pies de barro que sus líneas aéreas habían experimentado en la década de 1990. Europa, no quedó ajeno de ello y se convirtió en el segundo mercado más afectado.
La crisis de las aerolíneas, hizo que los pedidos a los fabricantes también se redujeran significativamente y los pedidos se aplazaran o se cancelaran.
En los años siguientes, las guerras, crisis económicas, las emergencias sanitarias y el alza del petróleo no ayudaron a cambiar el panorama. La recuperación sólo comenzó a llegar en forma parcial cuando algunas aerolíneas tras realizar importantes cambios en su modelo de negocios que les permitió liderar la etapa de fusiones que hoy el sistema aeronáutico vive.
Hacia la unimultipolaridad
La reacción inmediata de EEUU para capturar a Osama Bin Laden, líder de la red Al Qaeda, y neutralizar cualquier intento de amenaza de cualquier origen, llevó al país norteamericano a realizar distintas acciones unilaterales que fueron cuestionadas por parte importante de los actores que conforman sistema político internacional.
La caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, significó que el mundo transitara de un sistema bipolar a unipolar, con Estados Unidos como única hegemonía. Tras el 11-S, las acciones unilaterales del país norteamericano en política exterior y la oposición a ellas de muchos países, hicieron que surgieran visiones alternativas sobre cuál debía ser el rumbo que debería tomar la política mundial, especialmente considerando la presencia de las nuevas variables que ponen en riesgo la seguridad y estabilidad del planeta.
Países con ciertas capacidades económicas o de liderazgo comenzaron a agrupar a los distintos Estados conformando nuevos bloques regionales con capacidad de intervenir globalmente, sin poner en riesgo la posición hegemónica que todavía ostenta Estados Unidos.
Esta reorganización del sistema internacional, representa un punto interesante a considerar en el acomodo que también vivieron los actores del sistema aeronáutico mundial, donde países o regiones que lideraban la industria aérea (EEUU y Europa) comenzaran a ser alcanzados por otras regiones. Ejemplos de esto son el surgimiento de las aerolíneas de Medio Oriente, Asia y América Latina.
La reorganización del sistema aeronáutico
Los cambios que generaron el 11-S y el auge de las nuevas amenazas a la seguridad llevaron a la conformación de una nueva realidad mundial, bajo la cual se acomodaron todos los actores. La aviación no fue la excepción.
Buscando revertir la crisis, las aerolíneas y toda la industria aérea buscó generar estrategias alternativas que permitieran asegurar la continuidad del sector y prepararlo ante futuras crisis. Con este fin, tomó fuerza el modelo de bajo costo, el cual fue tomado por todas las aerolíneas en forma completa o parcial, basándose en experiencias exitosas de compañías de este segmento.
Como en todo orden de cosas, hubo resultados positivos y también fracasos. Las líneas aéreas que supieron incorporar nuevos conceptos y adaptarse a los cambios en forma rápida se encuentran hoy día liderando el transporte aéreo, mientras aquellas que no lo hicieron, simplemente desaparecieron o se encuentran en una compleja situación.
La aparición de nuevas amenazas a la seguridad hacen que el sistema aeronáutico enfrente escenarios más complejos a los cuales debe hacer frente. Foto: S. Blaise
Pero el factor más notorio y que se convirtió en el símbolo del nuevo orden aeronáutico fueron la política de las alianzas y los procesos de fusión actualmente en marcha. Las sucesivas crisis, obligaron a las compañías aéreas a buscar mecanismos adicionales a la política de reducción de costos y recortes implementados anteriormente, con el objetivo de soportar los ciclos económicos.
Las alianzas entre las compañías aéreas fue el primer mecanismo. Acuerdos de código compartido, de ventas, las alianzas regionales y globales (Star Alliance, Oneworld y SkyTeam) constituyeron herramientas a través de los cuales las aerolíneas podían asegurar su crecimiento, en el marco de una cooperación y competencia simultánea, orientada hacia una operación más eficiente. Sin embargo, esto no ha sido suficiente.
El proceso de mundialización ha hecho que pequeñas variables o crisis locales tengan la capacidad de influir de manera de manera global, haciendo que los ciclos económicos se vuelvan cada vez más frecuentes. Por lo anterior, las aerolíneas han tenido que salir en busca de nuevas fórmulas, siendo las fusiones el mecanismo elegido, siendo algunos ejemplos los casos de Air France-KLM, US Airways-America West, Delta-Northwest, United-Continental, British Airways-Iberia, Kingfisher - Air Deccan, Hainan Airlines, China Eastern-Shanghai Airlines, Avianca-TACA y muy probablemente LAN-TAM.
Sin embargo esta cooperación no sólo es aplicable a las líneas, sino que también se extiende a los actores internacionales que forma parte del sistema aeronáutico mundial. Asociado a la unimultipolaridad del sistema, las instituciones involucradas con el transporte aéreo se han ido también adaptando lentamente la nueva realidad que vive el mundo. En este proceso, aspectos como la cooperación y el compartir la información, están convirtiéndose en principios esenciales que sustentan un nuevo modelo de relaciones, donde la coordinación intersectorial pareciera ser la principal fórmula para procurar un crecimiento hacia el futuro con herramientas que permitan enfrentar de mejor manera las amenazas que se presenten.
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