martes, 7 de junio de 2011

Un reconocimiento más que merecido

Por Ricardo J. Delpiano
En 2007, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC Chile) fue distinguida por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) con el premio Eagle Award por sus mejoras constantes a favor de la navegación aérea y por su trabajo e inversión en todos los servicios que la institución ofrece a los usuarios del sistema aeronáutico. Esta importante distinción situó a nuestro país como líder mundial en aviación, puesto que reafirma el esfuerzo de un país por contar con un sistema aeronáutico eficiente capaz de responder a los desafíos que la aviación moderna requiere.
 El trabajo de coordinación intersectorial llevado a cabo por la DGAC y el Aeropuerto de Santiago han dado a Chile un nuevo reconocimiento mundial en temas de aviación. Foto: Alejandro Ruiz
Tres años después de aquel histórico acontecimiento, Chile ha vuelto a ser distinguido a nivel mundial con un reconocimiento especial a la DGAC y al Aeropuerto de Santiago por el trabajo realizado en las horas post-terremoto del 27 de febrero 2010. En esa oportunidad, mientras el país todavía no cuantificaba los daños provocados por el sismo, la DGAC en conjunto con el Aeropuerto de Santiago, el Ministerio de Obras Públicas y las líneas aéreas realizó un trabajo de coordinación sin precedentes que permitió la reanudación en tiempo récord de las operaciones aéreas, a pesar de los graves daños que sufrió el principal terminal aéreo del país, sin que esto significara un aumento en los costos para aerolíneas y pasajeros.
Este trabajo representó una coordinación intersectorial entre autoridades aeronáuticas, políticas y actores privados en torno a recuperar un bien de uso común como es la aeronáutica. Una verdadera unión armónica de intereses, que puede ser interpretada como una reafirmación de la vocación aeronáutica que nuestro país posee desde sus inicios y que es fiel al legado del Comodoro Arturo Merino Benítez. Gracias al esfuerzo de todos quienes conforman directa o indirectamente, el sistema aeronáutico nacional ese legado permanece vivo hoy más que nunca.  
En tiempos marcados por cambios globales, la aviación continúa avanzando en medio de vientos turbulentos que amenazan constantemente su ruta. Producto de la mundialización, los procesos sociales, económicos y políticos tienen una repercusión cada vez más evidente en el transporte aéreo, cuya industria debe saber adaptarse para sortear con éxito cada desafío, aunque a veces  ese esfuerzo ve entorpecido por barreras, limitando así un instrumento fundamental de desarrollo de naciones.
Con su actuar, Chile ha entregado nuevamente una contribución significativa a la aviación global que en lo posible debiera constituir una carta de navegación en los procesos de tomas de decisiones frente a las adversidades. Un verdadero ejemplo mundial que constituye una muestra más de que cómo un país pequeño y situado lejos de los grandes centros de poder puede contribuir de manera global, labor que debe ser un nuevo motivo de orgullo nacional, pero también un llamado a no descuidar el trabajo, siguiendo así la senda histórica trazada por los forjadores de la aeronáutica nacional.

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