lunes, 6 de diciembre de 2010

Huelgas aeronáuticas en el año de la recuperación

Por Ricardo J. Delpiano

Luego de vivir una de las crisis más profundas del sector, la aviación comercial vivió durante el 2010 un relativo buen año, marcado principalmente por la mejor situación de las economías mundiales y con ello la recuperación de la demanda de pasajeros y carga, el aumento de los factores de ocupación y el precio de los pasajes (asociado a una mayor disposición a pagar de parte de los consumidores), lo que ha repercutido positivamente en los ingresos de las empresas de aviación. Las aerolíneas han vuelto a retomar sus pedidos de aviones han reestructurado sus operaciones (a través de nuevas rutas) y han buscado fortalecer su posición, donde las fusiones han sido el principal mecanismo.

A pesar de la recuperación de la aviación, la industria todavía vive un escenario frágil amenazado por distintos factores, como por ejemplos los conflictos laborales y las huelgas que este año han ocasionado pérdidas millonarias. Foto: Alejandro Ruiz

Sin embargo el favorable panorama de este año para la aviación se ha visto limitado por otros factores que han repercutido negativamente en la industria: desastres naturales y decisiones equivocadas y conflictos laborales constituyen algunas de las amenazas para la industria. Especialmente este último punto ha sido uno de los más sensibles, donde los distintos grupos de interés buscan recuperar o verse favorecidos rápidamente de la relativa bonanza que se vive en el sector. En Europa, las principales aerolíneas europeas han sufrido huelgas de sus pilotos y tripulantes de cabina, cuyas acciones han paralizado repetidas veces las operaciones, ocasionando millonarias pérdidas, además de perjuicios y molestias para los usuarios, quienes durante varios días del año vieron afectados sus viajes por este motivo. América Latina no estuvo exenta de esta situación y durante el año también se dieron algunos movimientos, como por ejemplo en Argentina donde los conflictos intragremiales y cuotas de poder han complicado las operaciones.
Pero las huelgas y paros no son exclusivamente de los gremios de las aerolíneas, los controladores aéreos de distintos han sido protagonistas también este año. Europa fue protagonista este año con huelgas en Francia, Inglaterra y España, donde hace algunos días, una huelga encubierta de los controladores aéreos. El pasado viernes una baja masiva del 705 controladores que no se presentó a trabajar, ocasionó el cierre del espacio aéreo español, con la consecuente cancelación de los vuelos que salen/llegan y sobrevuelan España, con más de 300 mil afectados aproximadamente según indicó la prensa durante el fin de semana. El gobierno español ante la emergencia, actuó rápidamente y decidió militarizar los aeropuertos volviendo a colocar a los controladores a sus puestos, con lo cual fue posible reabrir el espacio aéreo y reanudar las operaciones.
Si bien las estimaciones y pérdidas todavía no están todavía establecidas con claridad, está más que claro que serán millonarias, donde las compañías aéreas serán las más perjudicadas a pesar de que se trata de un conflicto dentro del sector público, situación que se ha repetido en distintos países donde se han producido conflictos similares. Sin ir muy lejos hoy lunes se produjo otra huelga de controladores en Uruguay y funcionarios de la peruana Corpac planean también para los días 7 y 9 próximos, lo que también ha producido y por supuesto tendrá consecuencias, aunque claro mucho menores, aunque no menos graves, a las derivadas de los conflictos en España y el resto de Europa.
Como en todo sistema político, confluyen distintas demandas de grupos de interés que buscan ser satisfechas de una u otra manera –la aviación no es la excepción- y en esa línea resulta legítimo que hagan llegar sus peticiones a los estamentos superiores, aunque muchas de las acciones no sean las adecuadas. El transporte aéreo comercial, por su naturaleza y por los diversos impuestos que lo gravan, es una de las industrias con los más altos costos, por lo que cualquier interrupción -sea natural o provocada- tiene implicancias millonarias que repercuten directa o indirectamente. Considerando que todos los actores de la industria (directos o indirectos) forman parte de resultaría ideal que todos comprendieran las consecuencias de ciertas acciones antes de tomarlas y privilegiaran el diálogo hasta el último momento como mecanismo de elevar sus peticiones, especialmente cuando el transporte aéreo todavía está en una situación de transición con mercado más favorable, pero todavía inestable.

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