jueves, 5 de febrero de 2009

Compleja situación de ENAER en el negocio de MRO en la región

Por Ricardo J. Delpiano
El despido de más de 200 trabajadores de la Empresa Nacional de Aeronáutica, ENAER, junto con reflejar la difícil situación por la que atraviesa la firma pública, perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile, desde hace ya varios años, nos muestra el complejo panorama que existe hoy en la región respecto al negocio de mantenimiento aeronáutico o también conocido como MRO.
Con los cambios que se han dado en la industria del transporte aéreo durante muchos años, muchas compañías del rubro -sean líneas aéreas u otros- optaron por diversificar su negocio a través de distintos mecanismos que les permitan contar con una fuente adicional en sus ingresos. Una de esas alternativas lo constituyó el negocio de mantenimiento aeronaútico, el cual permitía a muchas compañías contar con sus propios centros reparadores, evitando incurrir en costos con terceros para este fin, permitiendo además ofrecer los servicios de mantenimiento hacia terceros. En la actualidad, gran parte de las compañías aéreas de la región posee su propio centro reparador y venden sus servicios a terceros, como el LAN Repair Station (LAN Airlines), Airman (Sky Airline) en Chile, los talleres de Avianca en Colombia, TAM y VEM (creada con la antigua Varig pero que actualmente funciona independiente) en Brasil, y Aeroman (perteneciente a TACA) en Costa Rica, los cuales constituyen buenos ejemplos de ello. Estos centros se unen a otras empresas ya existentes de mantenimiento en la región, ya sea de iniciativa privada o pública de carácter militar -como los casos de la propia ENAER o Seman Perú-, donde éstos últimos también han ampliado su radio de acción ofreciendo sus servicios a civiles y priviados, lo que ha contribuido a crear una oferta bastante amplia en lo que se refiere al negocio de mantenimiento aeronáutico en la región.
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La fuerte competencia en MRO en Latinoamérica ha sido visto como algo positivo, pero también plantea interrogantes acerca de la sobre oferta que puede existir lo que puede volverse un factor en contra para centros más pequeños o que no se adecúen a los nuevos escenarios. Foto: LLTT.
Si bien el desarrollo del MRO en la región se considera como algo positivo, pues se amplía la oferta y aumenta la competencia, paradójicamente se vuelve algo preocupante, pues comienza surgir la interrogante de hasta qué punto se va poder sostener la actual oferta en mantenimiento aeronáutico, sobre todo con la entrada de grandes empresas del rubro, como lo son Lufthansa Technik o Air France-KLM Industries, lo cual interrogantes que fueron planteadas en las Conferencias del área como Nuevas Tendencias de Mantenimiento Aeronáutico realizadas en Chile durante las últimas FIDAEs. Esta preocupación fue uno de los motivos de análisis en distintas instancias, como la Conferencia Nuevas Tendencias de Mantenimiento Aeronáutico, realizada por Lufthansa LAN Technical Training, dentro del marco de las pasadas FIDAEs, donde en su versión 2004 se planteó la necesidad de revisar la situación y desarrollar medidas que promuevan el negocio de mantenimiento con el menor impacto posible.
ENAER deriva del ala de mantenimiento de la Fuerza Aérea de Chile creada en 1930, constituyendose como Empresa Nacional de Aeronáutica el 1984, año que inicia operaciones con el fin de incentivar la capacidad de reparación de aeronaves, motores y componentes aeronáuticos en Chile durante esos años, permitiendo así crear una opción ante las restricciones que por esos años tenía el país, permitiendo además desarrollar vías para absorber la pesada carga que se deriva de la complejidad y especialización del mantenimiento de depósito, producto del avance tecnológico. Con el cambio en el escenario político en el país y la región, además de los cambios en la economía, ENAER salió a competir con los otros centros de mantenimiento de la región, para lo cual la empresa nacional buscó adaptarse a la nueva realidad desarrollando diversas áreas además del mantenimiento, entre las que más destacan en la cooperación con grandes fabricantes para la construcción de partes de aeronaves, participando en los proyectos con Embraer para la fabricación de piezas para el ERJ145 o el suministro de piezas para Eclipse Aviation.
Pese estos logros en los últimos años, ENAER comenzó a verse afectada paulatinamente por la fuerte competencia surgida con la proliferación de distintos centros de mantenimiento en la región lo que fue provocando un éxodo de muchos de sus clientes especialmente líneas áereas a las cuales comenzaron a atender a sus propios aviones o contrataron servicios en otras empresas. Por otro lado el proceso de renovación de las flotas de las compañías aéreas por aviones de tercera generación significó un nuevo impacto a ENAER, especializada principalmente en materiales aéreos de aviones de primera y segunda generación lo que contribuyó a la disminución de su cartera de clientes. A esto se agrega la disminución en la fabricación de aviones ERJ145 por parte de Embraer, modelo en el cual ENAER colaboraba y la quiebra de Eclipse, contribuyeron a dificultar aún más la situación, para lo cual la empresa nacional de aeronáutica ha tratado de lograr nuevos acuerdos con distintos fabricantes, los cuales no han trascendido más allá de anuncios o posibilidades de alguna alianza. Esto sumado a las pérdidas que se han venido arrastrando, colocan hoy a ENAER en una difícil situación económica.
Parte de la crisis de ENAER responde en parte a la falta de capacidad para adecuarse a los nuevos escenarios, permitiendo mantenerse como opción frente al desarrollo del negocio mantenimiento y el know how de otros centros reparadores en la región. Frente a la actual situación, los principales desafíos que hoy tiene ENAER para poder resurgir como alternativa viable es en primer lugar, invertir en capacitación de su personal en lo que se refiere nuevos equipos y tecnologías de aeronaves, aprovechando que le permitan a ENAER recuperar clientes y conquistar otros nuevos. Eso le va permitir a la empresa asegurar una entrada de recursos los cuales debieran ser reinvertidos en incorporación nuevas tecnologías. En segundo lugar como negocio de mantenimiento se debe apuntar hacia el logro de la eficiencia en el servicio a través de pilares como la puntualidad, asegurando un compromiso con los clientes; la incorporación de tecnología de punta que permita atender a aeronaves modernas y estandarizadas; aumentar la productividad; mejorar la capacitación del personal y la comunicación con los distintos clientes; la cooperación con otros sectores de la industria, y por qué no con otros centros de mantenimiento más grandes a través de join veture similares a los que hoy realizan empresas como Lufthansa Tehcnik; introducción de políticas orientadas hacia el mantenimiento preventivo; incorporar programas de aseguramiento de calidad; revisión de los programas de mantenimiento, enfocándose a que nicho se quiere apuntar, tomando para ello las ventajas comparativas que ENAER posee.

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