Por Ricardo J. Delpiano
Foto: S.Blaise |
Por la fuerte dependencia que Chile tiene del sistema de transporte aéreo para su conectividad y transporte, IATA estima que las líneas aéreas chilenas perderán US$2,2 mil millones lo que representa una caída del 48% en comparación con 2019. La nueva proyección profundiza el escenario adverso informado a fines de marzo cuando estimaba una pérdida de US$1,8 mil millones con una caída de 40% en los ingresos.
Si el golpe en ingresos es desfavorable, se intensifica más en los puestos de trabajo. Ahora, IATA considera que 13.703 empleos derivados directamente de la aviación están riesgo de perderse en el corto plazo. La cifra es ampliamente mayor en los indirectos al estimarse pérdidas de 57 mil puestos de trabajo, donde las más perjudicadas son las pequeñas y medianas empresas (PYMES). La anterior previsión informaba un riesgo para 11.474 empleos directos y 47.219 empleos indirectos.
Tomando en cuenta la diferencia de días entre una previsión y otra, los resultados muestran un escenario altamente complejo que se agrava con cada día de incertidumbre. En la industria aérea, todavía no es posible de dimensionar el real impacto dado que el escenario sigue cambiante y no existen certezas cuando los Gobiernos levantarán las medidas y comience la recuperación de la demanda. El pronóstico actual muestra tres meses de fuertes restricciones seguido de una recuperación gradual de la demanda comenzando el tercer trimestre 2019 para luego incrementarse hasta llegar a nivel de marzo 2019 a fines del primer trimestre 2021. No obstante, un escenario más adverso sugiere que la recuperación podría extenderse hasta 2022.
Las líneas aéreas chilenas perderán ingresos en similares porcentajes a las compañías brasileras y peruanas. Las mayores pérdidas estarán en Panamá que prevé una caída de 74% y Argentina con un descenso de 57%. En materia de pérdida de empleos directos, Chile se ubica en el penúltimo puesto dentro de los mayores mercados después México (117.133), Brasil (73.703), Colombia (32.789), Argentina (17.589), Perú (15.740) y Panamá (14.699). Sólo le sigue Costa Rica (4.182).
“Los últimos datos muestran que la crisis se ha agravado aún más y se espera que la demanda anual de pasajeros (doméstica e internacional) caiga un 48% respecto a 2019”, comenta Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas y el Caribe.
Por donde se lo mire, el impacto es considerado catastrófico por los costos fijos que siguen cubiertos en un escenario donde no existe la posibilidad de sumar nuevos ingresos. Además de los pagos que se tienen que cubrir como las nóminas de empleados, cargos y tasas aeronáuticas, contratos de arriendo de aviones, pagos a proveedores, entre muchos otros compromisos, se agrega todo lo asociado a la devolución de dineros productos de las cancelaciones lo que agrava más la situación de las compañías aéreas.
IATA insiste en un mayor involucramiento de los Gobiernos en asegurar mecanismos de ayuda. La Asociación que representa al 82% del tráfico aéreo mundial de pasajeros consideran que existen múltiples alternativas para asegurar la continuidad de una industria vital para el funcionamiento de la economía de los países. Entre estas destacan, por ejemplo, apoyos financieros directo a los operadores, préstamos, garantías y apoyo de mercado de bonos corporativos, y/o una desgravación fiscal o descuentos en los impuestos.
En el continente, los Estados Unidos tiene consideradas ayudas por US$25 mil millones a las líneas aéreas para que puedan pagar nóminas. Dentro de la región, Brasil y Colombia también han anunciado medidas de apoyo. Chile todavía no manifiesta una decisión al respecto, sin embargo, desde IATA aseguran que mantienen una comunicación abierta y fluida con las autoridades. “Necesitamos que el Gobierno tome un mayor enfoque hacia el transporte aéreo”, puntualiza Cerdá.
En un escenario de recuperación, IATA visualiza un entorno complejo que puede ser aún más grave que la propia paralización. No obstante, hay consenso en que esta vendrá por los tráficos domésticos. “En mucho de los países la reactivación será primero doméstica, luego internacional. Trabajamos con distintas organizaciones y Gobiernos a nivel mundial para que el retorno sea coordinado”.
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