martes, 31 de diciembre de 2019

Chile concluye 2019 cerrando cuatro décadas exitosas de “Cielos Abiertos”

Por Ricardo J. Delpiano

Avión neutro aproximación (RD)
Foto: Ricardo J. Delpiano
En 1979, se promulga en Chile el Decreto Ley Nº 2.564 con el cual se levantan las restricciones en libertades aéreas convirtiendo al primer país de la región y del mundo en contar con una política clara de Cielos Abiertos. Marcando un punto de inflexión en la historia aeronáutica del país y también en la región, la nueva política aeronáutica sentó las bases de la aviación de hoy brindando a los chilenos más oportunidades de viaje y conexión con el mundo en una dimensión que aumenta con la llegada de más compañías aéreas y nuevas rutas.

Calificada como una de las políticas públicas más exitosas y pensadas para el largo plazo. De hecho, tienen que pasar casi dos décadas para disfrutar de sus beneficios con el surgimiento de nuevas compañías aéreas y con un país con una economía dinámica que permite contar una demanda para que la aviación crezca en forma sostenida. Incomprendida por muchos en su época y en los años posteriores, así como por otros países, su creación se puede comparar con una verdadera revolución por romper con el concepto tradicional de transporte aéreo vigente hasta entonces, donde el Estado tenía un rol dominante excesivo al priorizar a la compañía estatal (LAN Chile) por sobre cualquier competencia o limitar frecuencias, por sólo mencionar algunos ejemplos. 

La política aeronáutica de Chile se sustenta en el libre mercado siguiendo el modelo estadounidense. Posee cuatro principios fundamentales: libre ingreso a los mercados; libertad de tarifas; liberalización de la propiedad y control de empresas; mínima intervención del Estado. Sin ellos, es prácticamente imposible concebir el transporte aéreo como funciona en la actualidad con récord en la cantidad de pasajeros transportados, además de viajes en avión seguros y accesibles para todos.

Desde 1979, cualquier operador sea nacional o extranjero puede operar en Chile sin mayores limitaciones, cumpliendo la normativa vigente establecidas por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). No tiene limitación en cuanto a número de vuelos, rutas o escalas que desee incluir en sus operaciones, basta con informarlas a la Junta Aeronáutica Civil (JAC) dependiente del Ministerio de Transportes. Desde 2012, esta libertad aumenta con la liberalización de los vuelos de cabotaje para empresas extranjeras sin reciprocidad, permitiendo que compañías como Amaszonas de Bolivia, puedan funcionar en el país como un operador local. Sin la libertad de operar, impensado sería la posibilidad de contar vuelos desde regiones hacia el extranjero como lo hacen ya LATAM o JetSMART.

En Chile, todas las líneas aéreas poseen la libertad de establecer los precios que estimen convenientes para cada ruta y según los modelos de negocios que poseen, además de definir cada una los criterios de comercialización. Sólo se deben registrarlas ante la JAC, organismo que no tiene atribuciones para fijar precios a excepción de aquellas rutas internacionales que por disposición de otro Estado no exista libertad tarifaria. En pleno auge de las compañías aéreas de descuento y de la estimulación de la demanda, esta característica de la política aeronáutica prácticamente es algo inherente.

El país no dispone de restricciones legales para la constitución de empresas aéreas, tanto de capital como de administración, la cual puede estar parcial o completamente en manos de extranjeros. Las empresas aéreas extranjeras pueden operar en Chile, si que su capital y/o administración se encuentren en manos de nacional del país que designa al operador. La composición de las líneas aéreas actuales da cuenta de esa realidad.

Respondiendo a la realidad política de aquella época y anticipándose a la tendencia mundial, la aviación en Chile se rige por las reglas de la libre competencia quedando limitada la intervención de la autoridad a casos específicos o técnicos. El objetivo persigue reducir la burocracia y generar condiciones para funcionar con eficiencia generando los beneficios económicos y sociales para los países.

Por su condición geográfica, la importancia del transporte aéreo es fundamental para Chile. El sector contribuye significativamente al desarrollo de la economía movilizando a más personas y carga, aportando inversiones y contribuciones al Producto Interno Bruto (PIB), facilitando el turismo y generando fuentes de empleo directas e indirectas. Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las líneas aéreas, los aeropuertos, los proveedores de servicios subconcesionados, los proveedores de tecnología y de servicios de navegación aérea generan 33.000 empleos, a los que se suman más de 71.000 por compras a proveedores locales más 28.000 generados a través de sueldos que se pagan a los empleados y otros 59.000 aportados por la actividad turística. En total para 2018, se consideran más de 191.000 trabajos aportados por la aviación.

En materia de contribución, IATA sostiene que la aviación en Chile sostiene US$7 mil millones en contribuciones de valor agregado al PIB y 2,8% de este es sustentado por el transporte aéreo. Considerado como un medio de transporte cotidiano, el transporte aéreo facilita el traslado de mercancías a nivel interno y de Chile con el mundo, favorece las inversiones en el país y también la posibilidad que los chilenos crezcan en el exterior, mientras más personas se conectan a través del turismo con el aumento de frecuencias y libertades de rutas generando gastos de turistas extranjeros por US$3.600 millones, más de US$275.000 millones de inversión extranjera y US$79.500 millones en exportaciones, datos aportados en conjunto por la Organización Mundial de Turismo (OMT) y Banco Mundial entre otros organismos. 

Con la libertad de volar a cualquier parte, en los últimos años Chile ha multiplicado la cantidad de enlaces aéreos con distintos países a medida que la aviación crea una nueva generación de aviones capaces de volar más lejos y más eficientes. Así, en 2017, el país consigue que por primera vez se tengan enlaces regulares a dos destinos en el continente asiático con la llegada de Emirates y la operación de LATAM desde Santiago a Tel Aviv. 

De acuerdo con el reporte de IATA “Beneficios de la Aviación más allá de las Fronteras” de 2018, 52 destinos internacionales se atienden desde Chile, número que aumenta con las 15 nuevas rutas inauguradas en 2019. En los últimos cinco años, la conectividad con Norteamérica crece en un 53%, con América Latina en un 86%, con Europa un 73% y con Asia-Pacífico un 64%, cifras que continúan creciendo a medida que las líneas aéreas incrementan capacidad y nuevos pares de ciudades de agregan a la oferta. 

Según la Asociación que representa y lidera a alrededor de 290 aerolíneas responsables del 80,0% del tráfico mundial de pasajeros, si la contribución única del transporte aéreo es crear “puentes” entre las ciudades, “los flujos de bienes, personas, inversiones e ideas que estimulan el desarrollo económico deben fluir sin obstáculos para maximizar su contribución a los consumidores y a la economía en general”, tal como explica en el documento “El Valor de la Aviación”. En este, explica que el mercado aéreo chileno puede crecer en un 78% para los próximos 20 años si se mantiene las condiciones que sustentan la aviación de hoy, es decir, generaría 13,2 millones de viajes adicionales que aportarían US$12.600 millones al PIB y más de 220 mil empleos.

“Ha habido una demostración del impacto que tiene la política de Cielos Abiertos”, sentencia la ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, al celebrar al pasajero 24 millones. Al realizar un positivo balance, destaca los avances que Chile continúa logrando con recientes negociaciones que, por ejemplo, han concluido en Aqaba con la firma de ocho acuerdos aéreos con importantes países como Colombia o Turquía, por mencionar algunos, además de oportunidades existentes en otros Estados para continuar ampliando la conectividad. “Es una muy buena política pública”, sentencia.

Si bien los logros a nivel país son indiscutibles, Chile todavía tiene desafíos pendientes en lo que respecta a avances en la conectividad aérea, especialmente por la resistencia que existe en otros Estados en aceptar a los “Cielos Abiertos” como herramienta de promoción a la aviación. Si bien los países están más proclives a abrir sus mercados, todavía existe limitaciones en frecuencias que impiden que las líneas aéreas crezcan en servicios. “El problema es que tenemos es negociar con otros países para acceder a frecuencias. Nosotros estamos dispuestos a recibir a las aerolíneas que quieran venir, pero hay reciprocidad”, señala Hutt. Uno de los objetivos más ambiciosos es conseguir en un futuro próximo una liberalización única entre los países de la región.

Actualmente, Chile posee acuerdos aeronáuticos con 78 con distintos grados de libertades aéreas, según muestra la Junta Aeronáutica Civil (JAC). De estos, 69 corresponden a “Cielos Abiertos” –es decir sin limitación en el número de vuelos- con derechos de 3era y 4ta Libertad, 59 con derechos de 5ta Libertad y 19 acuerdos incluye al cabotaje. 

7 comentarios:

Matias dijo...

siempre es bueno recordar el pasado para poder disfrutar el presente. La política de cielos abiertos fue y es exitosa. Y hay que valorarla, decadas después, el mercado chileno está en crecimiento y con proyecciones positivas para el futuro, más aun viendo el fracaso y el atraso de otros mercados no muy lejos de aquí. Y también destacar al gigante mundial que es LATAM, orgullo nacional.

Roque Palacios dijo...

Excelente artículo! Quienes formamos parte de la industria aeronáutica, sabemos lo nocivo que es el proteccionismo del estado. La falta de competencia y como genera corrupción y mal servicio. Chile es un ejemplo y el único país junto con Uruguay de América del Sur que tiene esta política exitosa de Cielos Abiertos.

Anónimo dijo...

Cierto, el crecimiento en el área de aeropuertos, líneas aéreas y conexiones es notorio y notable. Creo que la política de cielos abiertos trae al país más beneficios que pérdidas. Por esto es correcto mantener estas políticas en el tiempo.

Anónimo dijo...

en argentina todavia estamos cantandola marchita peronista

Anónimo dijo...

Que agradable nota... lo unico malo es ese enfermizo centralismo que existe en Chile... Necios con querer ampliar AMB (Que esta bien)... pero hay otros lugares que tambien deben ampliarse... por ejemplo: si ampliaran Mataveri, eso automaticamente abre la puerta a vuelos a Asia (Japon, Corea, Taiwan, HK... el A350 y 787 si logran ese recorrido) sin la (tediosa) necesidad de viajar hasta los EE.UU. Otro aeropuerto a ampliar (y rapido) es El Tepual (adquirir terrenos para una segunda pista y terminal) y Carlos Ibañez del Campo. Porque cuando QANTAS deje Chile (por Brasil) al menos PUQ o PMC servira en caso de alguna contingencia para sus vuelos (De igual manera para Air New Zealand). Saludos.

Anónimo dijo...

Al anónimo del 1° de enero a las 04:09, entiendo que Mataveri no se ampliará, los isleños ya pusieron cortapisas por el exceso de turistas. El Tepual hace años tiene considerada una segunda pista; de hecho: hay que cerrar la actual porque lleva AÑOS sin reparaciones de importancia (¿habrá que operar en Osorno?), la segunda debiera ir en los terrenos al W del aeropuerto. Y cuando Qantas volaba a BAires, alguna vez aterrizó en PUQ pero no bajó nadie, algo similar a lo ocurrido en Carriel Sur cuando aterrizó un par de American que después volaron a SCL. Feliz 2020 por cierto.

Anónimo dijo...

Súper lindo análisis, pero cuantos de estos proyectos son rentables o tendremos que seguir pagando los contribuyentes eternamente.