sábado, 30 de julio de 2016

Boeing cumplió su primer centenario en medio de desafíos para algunos aviones emblemáticos y amenazas a su liderazgo

Por Ricardo J. Delpiano

Boeing logo en B787 (RD)
Foto: Ricardo J. Delpiano
El pasado 15 de julio, Boeing celebró su primer centenario como fabricante de aeronaves y tecnología para la aviación. Sin dudas, un hito en la industria aeronáutica no sólo por ser el primer fabricante que desde su fundación consigue mantenerse vigente, sino por marcar un legado que trasciende en el tiempo, creando herramientas para conectar a las personas, los países, explorar el planeta y el espacio, además de hacer realidad distintos sueños de la humanidad, muchos de los que se creían imposibles de alcanzar.

Desde que comenzó a construir hidroaviones en una modesta casa en Seattle hasta la creación del B787 Dreamliner, cuya tecnología está permitiendo unir nuevos pares de ciudades con vuelos sin escalas, Boeing se ha convertido en un proveedor líder de defensa, sistemas de seguridad y tecnologías espaciales, además de ser el fabricante de aeronaves comerciales más grande del mundo, por la variedad de modelos construidos como por sus ventas históricas como por la influencia que sus equipos ante tenido en la historia.

Los aviones Boeing han cambiado la forma de volar a lo largo de los años, es una afirmación que pese al auge de la competencia es imposible de negar. Lo hizo el en los años ’40 con el Stratocruiser (B377); más tarde a fines de los ‘50 con el B707 uno de los primeros aviones jet de la historia con capacidad para volar rutas de larga distancia; una década después con el B727 como el primer avión reacción versátil para operaciones de corto y medio alcance; el famoso B737 conocido como el “caballito de batalla” de muchas aerolíneas, cuya producción se mantiene hasta hoy; y el B747, como el mayor y más famoso avión cuyas características introdujeron el transporte masivo de personas. Ya en épocas más actuales, el B767, el primer avión bimotor con certificación ETOPS; la introducción del B777, el avión de larga distancia de mayor ancho de fuselaje y con mayor capacidad de pasaje construido y cuyas variantes de hoy, permiten volar rutas sin escalas de hasta más de 16 horas; y por supuesto, el B787 Dreamliner, un aparato cuya innovación tecnológica está permitiendo a las aerolíneas optimizar sus operaciones con ahorros significativos de combustible y a los pasajeros volar a destinos más lejanos.

“El espíritu de innovación de nuestro fundador Bill Boeing –quien 100 años atrás dedicó su compañía a construir algo mejor-, vive en las generaciones de nuestras personas, quienes continúan entregando productos y servicios que importan positivamente para cambiar nuestras vidas en el mundo”, dijo Dennis Muilenburg, presidente y CEO de Boeing, durante las celebraciones de julio.

Ahora Boeing está comenzando su segundo centenario de vida con una historia con el respaldo de un gran legado pero con el desafío de mantenerse vigente frente al crecimiento de la competencia que ha sabido adaptarse al nuevo orden global y a las necesidades de los clientes, satisfacer a una industria y comunidad mundial más demandante y continuar innovando para llevar a la aviación a nuevos horizontes.

"A medida que nos embarcamos en nuestro segundo siglo, nuestro compromiso con la excelencia es más fuerte que nunca, nuestro potencial para el alcanzar el éxito es tan grande como lo fue para nuestros fundadores. Nuestros objetivos debe ser aún más audaces, visionarios e inspiradores”, recalcó Muilenburg.

Si bien Boeing mantiene liderazgo en el ámbito de la defensa, sistemas para la seguridad y tecnologías espaciales, el principal exportador de los Estados Unidos enfrenta retos en la aviación comercial.

Desde el otro lado del Atlántico, su principal competidor no sólo ha conseguido posicionarse en el mercado sino que ha logrado desplazar el rol histórico de Boeing en algunas regiones, como en Latinoamérica, por ejemplo. Un logro que se atribuye a una mayor capacidad desarrollada por el fabricante europeo, algo más visionaria y atenta a los cambios geopolíticos globales, en términos de estrategias comerciales, productos más versátiles “acordes” a la demanda y una red de apoyo altamente significativa. La capacidad de producción que su rival a conseguido con sedes en distintos lugares estratégicos del planeta (Francia, Alemania, China y Estados Unidos) es una muestra de lo anterior y que, Boeing no ha podido alcanzar.

En el ámbito de la aviación comercial, su segundo centenario se inicia con desafíos para modelos emblemáticos y que en parte sufren el avance de la competencia. El B737 –ahora con la versión MAX- sólo ha capturado el 40% de las ventas de su segmento dejando el resto a su rival (familia A320neo), el B747 enfrenta un posible último aterrizaje y un segmento medio de rutas, que tras la descontinuación de la producción del B757, ha sido capturado por Airbus, entre otros. Sus aviones de mayor capacidad como el B787 y el B777 se mantienen aún invictos y con un prominente futuro.

Que existan desafíos no implica que el éxito y la contribución de los productos de Boeing se vean menoscabados sino por el contrario debe representar un estímulo para que el fabricante continúe mejorando, recuperando quizás ese impulso que lo caracterizó durante el primer siglo de vida. La proyección de demanda por 39.620 nuevos aviones en los próximos 20 años debe ser una oportunidad a aprovechar no sólo para posicionar los aviones en actualmente en producción sino para desarrollar nuevos proyectos que atiendan verdaderamente las necesidades de los clientes todo bajo un nuevo orden mundial que pareciera Boeing no ha asumido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Boeing defensa es muy diferente a Airbus eads defensa. Superior, ahora más con el brexit de uk.