Por Ricardo J. Delpiano
La quiebra de Pluna ha abierto el debate sobre cual debiera ser el
futuro de la aviación comercial uruguaya. A pesar de que el país oriental
cuenta con un PIB per cápita de US$ 13.866 (Banco Mundial, 2011) y una economía
más o menos estable, el país es considerado un mercado pequeño para la aviación,
el cual tradicionalmente no ha soportado más de una o dos aerolíneas operando
simultáneamente. De hecho si se considera la misma historia de la ahora
desaparecida Pluna, el propio Estado desempeñó hasta el final de sus días un
rol clave en su gestión. Sin ella, probablemente la emblemática aerolínea
uruguaya habría sucumbido mucho antes.
Tras la disolución de Pluna, Uruguay se enfoca en crear un marco
regulatorio orientado en primer lugar a garantizar la conectividad aérea del
Uruguay, para luego sentar las bases para la conformación de una aerolínea
nacional. A diferencia de sus pares de tendencia política similar, el gobierno de
Mujica ha descartado hacerse cargo de la extinta aerolínea o fundar una empresa
de carácter estatal.
Ahora, el gobierno se apresta a subastar siete Bombardier CRJ900NG
de Pluna entre el 12 y 14 de septiembre próximo, para lo cual preparará un
dossier con toda la información técnica y el estado de las aeronaves para los
posible interesados, permitiendo que éstos puedan visitarlas antes de la
subasta en la misma plataforma del aeropuerto de Carrasco.
Siete CRJ900NG de la antigua Pluna serán subastados en septiembre por el gobierno de Uruguay. Foto: Pluna
Hasta el momento, sólo el empresario Juan Carlos López Mena, dueño
de la naviera Buquebús y de BQB Líneas Aéreas ha manifestado su intención de
adquirir los aviones, a pesar de que hasta hace algunas semanas atrás había
descartado esa opción. BQB espera agrupar a parte del personal de Pluna cesante
y aprovechar su experiencia en aviones Bombardier con el fin de utilizar esa
capacidad en el principal mercado que tiene la aerolínea: el puente aéreo
Montevideo-Buenos Aires (Aeroparque) y Punta del Este-Buenos Aires
(Aeroparque).
BQB Líneas Aéreas comenzó sus operaciones en 2010, con vuelos
entre Uruguay y Argentina (Buenos Aires), Uruguay y Brasil (Florianópolis y
Porto Alegre), además de vuelos internos en el país oriental utilizando dos ATR
72-500. Fuera de las rutas internacionales, la compañía se ha enfocado en
atender mercados no explotados por otras aerolíneas comerciales, los cuales no
han estado ajenos de problemas, especialmente en sus tramos domésticos. Según
experiencias de varios usuarios, estos servicios sufren periódicamente cancelaciones
o cambios inesperados en los itinerarios, situación que puede interpretarse
quizás como una falta de rentabilidad de los mismos.
Siendo el principal transportista fluvial, Buquebús y BQB Líneas
Aéreas sabe que su negocio central es el puente aéreo, donde posee mayores
ventajas comparativas, ya que en otras rutas, la aerolínea debe competir con
operadores como Aerolíneas Argentinas, GOL, LAN y TAM, las cuales cuentan con
mayores estructuras financieras y operacionales, además de variados modelos de
negocios a los cuales BQB no puede acceder.
Recientemente, la aerolínea de López Mena fue autorizada a operar
el puente aéreo entre Montevideo y Buenos Aires (Aeroparque) a partir del 01 de
septiembre próximo. La aerolínea atenderá dos vuelos diarios de lunes a viernes
y un vuelo diario los fines de semana, además de los vuelos que actualmente
realiza. La autorización de estos servicios no ha estado ajena a la polémica
tras la negación de permisos por parte de Argentina para que BQB pueda volar
entre ambas capitales, ya que según el gobierno trasandino la ruta del puente
aéreo debiera ser asumida por la estatal Aerolíneas Argentinas, situación que
por cierto ha tensado las relaciones en materia de turismo entre ambos países.
BQB
Líneas Aéreas es actualmente la candidata a asumir el futuro de la
aviación comercial de Uruguay, gracias a su capacidad intermodal. Foto: J.J.Britch /AeropuertosArg.
Rescatando la herencia de Pluna y aprendiendo de errores
A pesar de los cuestionamientos que se pueden hacer a la gestión
de Leadgate, una de sus contribuciones fue haber construido para Pluna un
esquema de negocios ligeramente atractivo. El modelo del HUB de Montevideo permitió
a la aerolínea alcanzar un posicionamiento que nunca tuvo con posibilidades de
abrirse camino en el constante reordenamiento del mercado aéreo
latinoamericano.
Sin embargo, por las características de la aviación en el cono sur,
el tamaño de su población, la economía de sus países y los aviones que
utilizaba la antigua aerolínea, la idea quedó sobredimensionada a la realidad,
más aún si se agrega el bloqueo sufrido por parte de Argentina, país desde
donde el cual buscaba sacar cuota importante de pasajeros.
Considerando la posición actual de Buquebús en el transporte
marítimo, terrestre y aéreo, el grupo tiene la capacidad de asumir el desafío
de construir la aviación comercial de Uruguay del futuro. La estructura actual,
le permite crear una infraestructura de transporte intermodal que le permita
generar ingresos adicionales, que eviten que el transporte aéreo dependa de la subvención
estatal y de las intervenciones políticas.
A sabiendas de que las líneas aéreas extranjeras cuentan con
mejores opciones para atender las rutas internacionales de Uruguay, BQB puede
concentrarse en los mercados donde posee ventajas. Así además del tráfico del
Río de Plata, la aerolínea podría optar a proveer enlaces aéreos que
históricamente Uruguay ha mantenido con ciudades como Asunción, Buenos Aires,
Río de Janeiro, Sao Paulo y Santiago de Chile, de manera de generar ingresos
rentables a la red.
Éstos pueden plantearse como una explotación de los servicios
punto a punto entre las mencionadas ciudades y Montevideo, con un complemento
adicional basada en el tráfico de conexión, heredando parte de la estructura que
Pluna disponía en esa área, pero con un número menor de frecuencias acorde a la
realidad.
Aprovechando la característica de Uruguay como destino vacacional,
BQB puede complementar estos servicios con oferta de vuelos chárter de
temporada, los que también ayudarían a mejorar la utilización de la flota. Mientras
tanto vuelos domésticos podrían ser cancelados o mantenidos sólo si generan algún
tipo de ingreso marginal a la empresa.
Para tal efecto, la flota de la posible BQB no debiese superar las
cinco aeronaves, idealmente de mayor capacidad que los actuales ATRs, los
cuales permitan a la aerolínea una mayor flexibilidad tarifaria y atender todos
los tramos con un mismo tipo de avión. En ese sentido, una opción atractiva puede
ser en torno a las 100-170 plazas, correspondiente a la nueva generación de
aviones regionales o los clásicos Airbus A319/A320 o Boeing 737-700/-800s.
Actualmente, Uruguay se encuentra en una posición histórica para
diseñar su aviación comercial de futuro, con una alternativa interesante que
puede ser explotada para proveer la conectividad aérea y fomentar el turismo
que el país necesita. Su gobierno tiene la capacidad para hacer dicho cambio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario