viernes, 23 de diciembre de 2011

Todos contra Europa

Por Ricardo J. Delpiano

El 2011 fue un año relativamente bueno para el transporte aéreo mundial. Las líneas aéreas consiguieron resultados más favorables y en términos generales fue un año de expansión. También fue un año de logros en los cuales la industria aérea mostró con más fuerza sus compromisos hacia un futuro sostenible, siendo los ejemplos más evidentes la mayor utilización de biocombustibles y las campañas orientadas a conseguir una mayor responsabilidad de parte de las empresas, los cuales permiten avanzar hacia las metas auto propuestas con miras hacia los próximos 40 años.

Sin embargo y a pesar de los avances, el transporte aéreo comenzará el 2012 con una pésima noticia: la Unión Europea, a pesar de toda oposición mundial, consiguió aprobar la inclusión del transporte aéreo en el sistema europeo de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2). Este hecho es considerado como un triunfo político para el Viejo Continente y su cuestionada política ambiental.

La decisión de la Unión Europea de incluir a las aerolíneas dentro del cobro de emisiones representa un retroceso en las prácticas de libre comercio y como el privilegio de esquemas regionales para solucionar problemas globales. Foto: S.Blaise

La inclusión de las aerolíneas en el cobro, significará que a partir del próximo 1° de enero, todas las compañías que vuelen hacia/desde Europa deberán pagar por sus emisiones, no sólo mientras sobrevuelen dentro del espacio aéreo de la comunidad europea, sino a lo largo de toda la ruta, aunque más de las ¾ partes de ella se realice fuera del Viejo Continente, generando nuevos costos para el sistema aeronáutico.

La oposición del sector aeronáutico ha conseguido un fuerte apoyo político de parte de 43países, entre los cuales están Estados Unidos, China, Canadá, Rusia, Brasil o México, principalmente por lo unilateral de la medida y por considerarla un fuerte atentado a las prácticas de libre comercio. A ello, la decisión de Europa se considera como una violación al derecho internacional, principalmente por el cobro que se le impone a las aerolíneas mientras están volando fuera del Viejo Continente. El reclamo mundial se enfoca a pagar únicamente por la cantidad emitida sobre cielos europeos. Sin embargo el Tribunal en su fallo del miércoles ha considerado que el cuestionado cobro no viola el principio de soberanía de los países, ya que se aplica únicamente a aquellos aviones que están sometidos a la jurisdicción comunitaria.
El cobro de emisiones o EU-ETS al transporte aéreo se entiende dentro del contexto de la necesidad de Europa para conseguir recursos a sus arcas fiscales que permitan ayudar a su debilitada economía. Esto se puede interpretar por un lado como un profundo retroceso en términos de cooperación y avance hacia la liberalización de políticas comerciales, por el proteccionismo que representa, mientras que por otro, constituye una especie de imposición de esquemas (o políticas regionales) para solucionar un problema de carácter global, lo que en la práctica puede derivar en una mayor confrontación entre cada uno de los sistemas políticos del mundo, independiente de que participen o no en la aviación.

Cabe recordar que la industria del transporte aéreo siempre ha propiciado mecanismos de solución a nivel global articuladas a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Siendo ya casi un hecho, los países opositores buscan ahora nuevas medidas de presión que obliguen en cierta forma a la Unión Europea dar marcha atrás a su decisión. El gobierno de Barack Obama ha apoyado la aprobación de un proyecto de ley que prohíbe a sus aerolíneas pagar la tasa europea. Rusia también anunció una ley que proteja a sus aerolíneas que no paguen los derechos de emisiones fuera de Europa, mientras que India y China ya han dado instrucciones para que sus compañías no acaten la medida. El gigante asiático está realizando una activa campaña diplomática a nivel mundial y espera que OACI  pueda adoptar alguna decisión en contra de la medida.

La forma como se plantea el impuesto y la decisión de Europa de seguir adelante con ello, ha llevado anticipar que el próximo año pueda generarse una importante confrontación económica, judicial y política, que en el caso entre Estados Unidos y Europa, puede incrementar el conflicto, especialmente cuando estos dos bloques políticos se han enfrentando en numerosas ocasiones con la batalla judicial por los subsidios concedidos a Airbus y Boeing. Por el momento, algunos actores del sistema aeronáutico mundial ya han mostrado su preocupación por una posible intensificación del conflicto que derive en consecuencias para todos sin obtener un ganador. Si bien ninguno de los países que se opone ha anunciado medidas en contra de Europa y sus aerolíneas, la posibilidad de algún tipo de reacción siempre estará presente y dependerá de la evolución del caso.

En términos políticos, la medida decretada por la Unión Europea está volviendo a poner en evidencia la actual conformación “unimultipolar” del sistema internacional y anticipa para los próximos años una extrapolación de los problemas locales a un nivel global.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El impuesto que se inventaron estos europeos, estan locos o desesperados.